Los dos exempleados del diputado nacional Emiliano Estrada fueron condenados en un juicio abreviado a la pena de un año y cuatro meses de prisión de ejecución condicional como partícipes secundarios del delito de intimidación pública por la campaña que hicieron en redes sociales siguiendo las órdenes del legislador.
La causa contra F. A. B. y A. A. se inició a partir de una investigación de oficio por parte de la Fiscal de Ciberdelitos del MPF, Sofía Cornejo Solá, tras la viralización de múltiples videos difamatorios contra empresarios, periodistas y políticos hechos a pedido del legislador Estrada por quienes fueran sus empleados en el Congreso Nacional.
La investigación demostró la existencia de una operación de creación y gestión de cuentas en redes sociales, cuya finalidad habría sido hostigar y difamar a figuras políticas, periodistas y empresarios de Salta.
Como el diputado nacional Estrada logró evitar ser indagado e imputado amparándose en los fueros que se le terminan en diciembre próximo, no se pudo profundizar en su responsabilidad penal como ideólogo del delito cometido por sus subalternos. Mientras tanto, la causa que lo tiene como protagonista y que pasó a la Justicia Federal no avanzó mucho más.
Los domicilios tanto de F. A. B. como A. A. fueron allanados –no así el de Estrada–, secuestrándose teléfonos y computadoras. En sus testimoniales, los ahora condenados asistieron a todas las audiencias y prestaron testimonios que señalaron al diputado nacional Estrada como el instigador y quien daba las órdenes para la realización de ese material ofensivo y difamatorio.
En virtud del juicio abreviado celebrado ante el Juzgado de Garantías de 7ª Nominación a cargo del juez Pablo Zerdan, los dos exempleados de Estrada fueron condenados y además inhabilitados por un año a ejercer cargos públicos.
Recordemos que ambos eran empleados del Congreso de la Nación (es decir, eran funcionarios públicos al momento de los hechos), contratados por Emiliano Estrada cuando generaron esos contenidos en redes sociales, y aseguraron que lo hacían siempre bajo los lineamientos y órdenes de quien los contrató.