El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, ofreció un análisis crítico del panorama político nacional, alertando sobre una desconexión estructural entre la dirigencia y las demandas ciudadanas. "El grave problema de Argentina es que muchos dirigentes esperan que al Gobierno nacional le vaya mal", afirmó, subrayando que esta postura obstruye el progreso colectivo.
Sáenz, uno de los gobernadores que ha mantenido una línea dialoguista con la administración de Javier Milei, defendió su enfoque colaborativo, destacando que su apoyo busca dotar al Ejecutivo de "las herramientas necesarias para implementar su programa de gobierno". Sin embargo, aclaró que su respaldo no es incondicional: "Cuando algo no está bien, también lo decimos. Es una responsabilidad cívica", enfatizó.
El mandatario salteño expresó un deseo pragmático de éxito para el presidente: "Quiero que a Milei le vaya bien, porque si le va bien, nos irá bien a todos los argentinos". En este sentido, instó a superar las divisiones postelectorales y respaldar el mandato popular expresado en las urnas, que, según él, avaló el plan de gobierno actual.
En un tono crítico, Sáenz apuntó contra los expresidentes Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri, a quienes acusó de aferrarse a una influencia que ya no poseen. "No pueden pretender ser parte de un poder que ya no tienen. El problema es no aceptar que, una vez que se fueron, se fueron", sentenció. Además, señaló que las recientes elecciones reflejaron un claro mensaje: "La gente votó que no quiere más ni a Macri ni a Cristina".
El gobernador salteño llamó a priorizar los intereses nacionales por encima de las disputas ideológicas, subrayando que "primero está la Argentina". En este contexto, también abordó las tensiones entre las provincias y el Gobierno central, aclarando que los reclamos de los gobernadores se centran en un desarrollo equitativo y no en demandas de cuotas de poder. "No estamos pidiéndole al presidente ministros en la Corte, auditores o cargos", remarcó.
Finalmente, Sáenz insistió en la urgencia de abrir una discusión profunda sobre la distribución de los recursos fiscales, un tema que considera esencial para garantizar un federalismo efectivo y atender las necesidades de las provincias. Su mensaje combina un llamado a la unidad con una crítica a las viejas prácticas políticas, posicionándose como un actor clave en el esfuerzo por alinear la política con las prioridades de la ciudadanía.