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Sin grandes novedades...

Las encuestan siempre molestan

Usualmente las comidillas políticas tienen varias vertientes. Los datos duros también. Las urnas aclaran todo, pero el juego se vive antes.

Más allá de favorecidos o desfavorecidos, la lectura es clara: ningún emergente salteño pudo capitalizar en la provincia la tendencia a la derecha que se está notando claramente a nivel nacional.
Más allá de favorecidos o desfavorecidos, la lectura es clara: ningún emergente salteño pudo capitalizar en la provincia la tendencia a la derecha que se está notando claramente a nivel nacional.

De una cierta fecha al día de hoy (este columnista recuerda unas cinco o seis diferentes), las encuestas sirvieron para la formación de opinión pública y el ingreso de personas a diferentes listas con el fin de ocupar cargos. El otro uso, más pragmático, es discreto y raramente esos datos ven la luz. Los resultados de los análisis que importan no suelen llegar a la gente, tienen que ver con aprobación, impacto de obras o situaciones de imagen, se utilizan para elegir a quienes se desgastará u operará, o sea, cuáles son los emergentes indeseables. Pero no todo es malo, las más positivas se realizan con el fin de entender que es lo que quiere la gente.

En los últimos seis meses, o tal vez durante el 2022, fueron varias las encuestas “filtradas” en medios o redes sociales cuyo único fin fue el de “desgastar” oficialismos y/o posicionar emergentes de cara a las elecciones 2023 en la provincia de Salta. Visto al día de hoy, pareciera ser que ninguna surtió efectos.

Uno de los análisis más conocidos, por impacto visual y repetición muestra las evoluciones de mandatarios de las 24 provincias e intendentes de las consecuentes capitales a ritmo mensual, una locura.

Los últimos datos conocidos públicamente (Consultora Escenarios, diciembre 2022), despertaron el interés de varios actores de la política salteña. Los favorecidos, contentos. Los perjudicados, enojados (¡es una opereta! ¿Quién los conoce a esos? ¿De dónde salió?). En realidad, esto no es nuevo: son los chisporroteos cotidianos, o sea, dichas afirmaciones aparecen siempre, solo que esta vez la lectura que hacen los firmantes, Escenarios, da una lectura que molesta. Y esto se da por varios motivos.

El estudio arroja información interesante de cara al 2023. Y el dato no es relevante per sé respecto de cuanto mide un actor político u otro, sino de los que no miden y de los que, expuestos (si creemos en estos números), ven con cierto recelo el no ser relevantes para la prueba que deparará a los diferentes jugadores el año electoral que se viene.

Números nacionales

La gestión de la pandemia y la actual e irreversible crisis económica serán el castigo del oficialismo a nivel nacional. El advenimiento de un gobierno de derecha, tanto por el lado de Juntos por el Cambio, como de los libertarios de La Libertad Avanza, es ya un fenómeno irreversible, y esto es hasta tal punto así, que se baraja la posibilidad de un ballotage en donde dichas fuerzas sean primera y segunda, colocando al kirchnerismo en tercer lugar y quedando este como minoría. Algo histórico e impensable hace tres años.

Juntos por el Cambio mantiene su caudal electoral, con la posibilidad de capitalizar el voto descontento del ciudadano de a pie. A su vez, lucha internamente por ofrecer a la sociedad una opción que capitalice el voto de derecha, el voto “libertario”, ese segmento que, hastiado de los constantes fracasos de la burocracia nacional desea un estado ínfimo, pequeño, discreto.

Allí capitaliza un nuevo fenómeno de la política argentina. Pero dicho fenómeno no es una “ideología”, un partido, sino un referente que posa cual estrella de rock: Javier Milei. Economista histriónico y mediático, el llamado “León” es el contra el mundo, y esto es así porque en su propio discurso vomita odios contra toda estructura política. Milei es minarquista, y en este contexto la idea de una “fuerza política” puede llegar a ser hasta contradictoria.

Escenarios Consultora plantea, pura y directamente, la fecha de caducidad de kirchnerismo, y un volantazo feroz a la derecha. Centro derecha con JxC y derecha más extrema con Milei. La puja será quien entra al ballotage junto a JxC, la centro izquierda o la derecha libertaria. Planteado así, el estudio de Escenarios nos lleva a una pregunta obligada: ¿En Salta qué sucederá?

Los números recogidos en Salta muestran algo interesante, dentro de JxC, es Macri quien menos mide. Aquí hay un dato a tener en cuenta, la juventud salteña escoge al explosivo economista. El salteño que cree que el estado debe ser reducido a su nivel mínimo -en su mayoría jóvenes desinteresados en embrollos ideológicos y más pragmáticos- escoge al diputado libertario por encima de los lideres de JxC. Los amarillos locales no están pudiendo llegar a ese electorado (ampliaremos), y en las nacionales no tendrían demasiado para aportar en tal escenario y corren el riesgo de repetir lo hecho en las últimas elecciones a nivel país, en dónde Salta fue de las pocas zonas celestes. Además, el mito peronista aun respira, la provincia no está industrializada, el 26,07% de los encuestados se percibe peronista (K y no K).

Salta ante la hora de los oficialismos

A nivel provincial la cosa es diferente. El descontento, y el consabido desgaste de las figuras con más peso no alcanza para espejar lo que sucede a nivel nacional, y el desengaño no se da de igual forma. Según lo planta la consultora Escenarios el 40,45% de los encuestados se percibe independiente, y es allí en donde comenzamos a entender la disociación de elecciones. Pero los datos del estudio son aún más desafiantes. Al punto de plantear la hipótesis del desierto ¿Qué pasó para que se llegue a algo así?

El muestreo arroja que tanto a nivel provincial, como municipal capitalino, una fórmula compuesta por los actuales mandatarios, Gustavo Sáenz y Bettina Romero, en tándem y repitiendo cargos, se impondría sin mayores contratiempos en mayo del 2023. Aquí, los encuestadores marcan dos situaciones, nivel provincia y capital (las dos mitades del electorado). Las diferencias son mínimas. Juan Manuel Urtubey y Alfredo Olmedo son tercero y cuarto en el termómetro, respectivamente en valoración provincial, en tanto que a nivel municipal es Emiliano Durand el tercero y Urtubey el cuarto. Rankings de lado, la discusión no debe plantearse en quien gana y quien pierde, sino en “quien falta”: no hay una “derecha” clara, que logre identificarse con el discurso de los libertarios o de la versión más border del Pro: Patricia Bullrich. Y lo planteamos así porque es lo que se ve claramente a nivel nacional.

¿Qué le pasó a la derecha salteña?

Varias situaciones se presentan aquí. La primera -más lógica- es que los salteños no terminan de identificar al gobernador Gustavo Sáenz con el oficialismo nacional. Los pedidos de mayor federalismo, el speech de que “Salta es para los salteños”, la cuestión del litio y la negativa del mandatario provincial a apoyar bajo firma el desacato a la Corte Suprema de Justicia de Alberto Fernández, lo beneficiaron generando una burbuja que aun le permite respirar con serias chances de repetir mandato. Sáenz condensa 35.19% de imagen positiva y 34.08% de imagen regular (que puede transformarse en buena si se realiza el trabajo de comunicación adecuado).

A nivel municipal, en tanto, las declaraciones críticas de Bettina Romero respecto de lo hecho por Alberto Fernández, las fotos con Horacio Rodríguez Larreta o María Eugenia Vidal, y la pertenencia de su padre, Juan Carlos Romero, al espacio de JxC -a nivel nacional-, le permiten a la intendenta capitalina no ser entendida como “oficialista”, y esto al punto tal que habría que preguntarse si Juntos por el Cambio no se perdió una posible candidata a gobernadora que asomara la cabeza ante la falta de candidatos que enfrenten con posibilidades serías a Gustavo Sáenz, más allá de la buena voluntad o la capacidad discursiva de los actores que componen dicho espacio. El estudio de Escenarios arroja que Bettina Romero ostenta 33.97% de imagen positiva y un 29.20% de imagen regular que puede ser revertida.

Así las cosas, y ante un escenario volátil, la vieja frase “equipo que gana no se toca” puede llegar a ser el resultado puesto en las elecciones de mayo. En los cajones de los escritorios de los principales jugadores, los mismos números se repiten y posibilitan el acuerdo de continuidad para los ejecutivos más importantes de la provincia. La “Salta para los salteños” se impondría, pero con un ojo puesto en las elecciones nacionales, en donde se sabe, el oficialismo será, a su vez, el gran perdedor.

En este escenario, tal vez Sáenz logre aprovechar lo que no supieron desde la oposición provincial: la relación directa que establece el votante salteño entre la intendenta capitalina y los referentes que se disputan la presidencia dentro de JxC (Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y Mauricio Macri). La intendenta parece ser una suerte de salvoconducto e inmunidad diplomática con la gestión nacional que se viene a finales del año entrante, y que será vital para la llegada de partidas económicas a la provincia con el cambio de color político.

La vaca sagrada no existe.

En marketing, la matriz de crecimiento de una empresa atraviesa distintos estadios desde su nacimiento, pasando por su apogeo y llegando a la caída. En política pasa lo mismo. Hoy en día la gente no quiere votar políticos, y allí reside el éxito del Libertario Javier Milei, quien es capaz de condensar la imagen de la “no política”, algo en si inexistente, puesto que todo ser humano es político (de hecho, Milei es hoy diputado nacional). En Salta, los fenómenos ligados a esto han sido deficitarios y finalizaron en fracasos.

Moda iniciada hace una década, “la nueva política” (otra cosa que no existe y es una cabal muestra de ignorancia) arrasa en las urnas de la provincia. La idea es presentar candidatos que no sean percibidos como “políticos de carrera”, para movilizar ese voto descontento hacia los propios candidatos de carrera. Toda una paradoja.

Por caso, el actual senador por capital, Emiliano Durand, es quizás la prueba más reciente de esto. Al día de hoy, el sistema lo fagocitó por completo a fuerza de apoyarse en su imagen para intentar capitalizar votos. Sin embargo, ante el primer temblor crítico (el escándalo de las tablets), la figura del novel dirigente se resintió a punto tal de que el electorado comenzó a leerlo como más de lo mismo, o peor, incluso. La lectura de decantación termina siendo la de un subproducto arribado a la política con el único fin de sumar poder y capital económico, meterse a la fuerza en la mesa en donde se deciden las cosas para mejorar el provecho propio.

Durand no brilló en los escenarios político o mediático por sus proyectos superadores, o el trabajo real realizado con el fin de mejorar cualitativamente el nivel y la calidad de vida de los salteños. Sus esfuerzos estuvieron dirigidos a la organización de eventos cuyo fin educacional y positivo para la sociedad quedó descartado (no alcanza con un curso de 3 horas para enseñar un oficio). El electorado salteño entendió que dichas empresas eran actos partidarios en donde se sorteaban elementos diversos, y de allí la asistencia de gente a los mismos.

Lo mismo sucede a nivel mediático. El requerimiento de poblar la grilla televisiva con su imagen no responde a un pedido del público que aclama la figura del mediático y quiere verlo todo el día. Es una estrategia de marketing y posicionamiento: te lo muestro hasta en la sopa y luego irás a la pantallita del voto electrónico y oprimirás su imagen. Esto demanda un gasto extra (les dejo a su libre imaginación el pensar de donde surgen los recursos que pagan esas horas en TV).

Así y todo, según lo planteado por Escenarios, la imagen del senador se encuentra en franca caída. Hizo el camino de “Estrella a Incógnita e intenta permanecer como Vaca, aunque pareciera ser que ya se lo puede leer como Perro”, estos son los cuatro estados de una empresa en el mercado, y desde donde se deben tomar las decisiones para revertir las tendencias antes de que sea tarde y la empresa quiebre.

Por último, la capacidad de la joven promesa capitalina para enfrentar -por ejemplo- negociaciones salariales con sindicatos de fuste, y/o con manteros u otras situaciones (que requieran de temple y carácter y no caigan en una muestra de populismo retrógrado que le abra el camino al regreso de situaciones de anomia como hasta hace poco), es realmente poco probable. Durand parece haber encontrado su techo.

La oposición, como siempre, desorganizada.

El arco opositor entero quedó desolado tras las elecciones del 2019. De allí en más nadie supo crecer ni enviar el mensaje adecuado a la sociedad. Los intentos, vale decirlo, fueron muchos. Y allí no importó el tenor de los títulos en los medios, ni las críticas vertidas. Lo que Javier Milei logró a nivel nacional, aquí no sucedió. Y esto es en gran medida porque los actores que componen el arco político son los mismos que el economista critica, solo que reciclados en algún nuevo espacio. Nadie tiene el valor en Salta para hablar de reducir el estado, y los pocos que lo intentaron carecen de posibilidades serías de cara a un electorado como el nuestro.

El caso de Juntos por el Cambio, por ejemplo, es un caso complejo. Allí conviven actores de varios partidos políticos. UCR, Ahora Patria, PRO. Sin embargo, las sintonías fueron pocas: el salteño nos los percibe unidos. La situación se hace más compleja cuando hablamos de las individualidades. “Mucho capitán y poco marinero”, esto es, no se trabajó orgánicamente en formar un líder que pueda capitalizar el descontento de ese salteño que no va a votar a ningún oficialismo.

Pareciera ser que los unió el espanto, pero los separan las ambiciones personales. Quizás esta sea una de las explicaciones a la baja identificación que muestran los datos exhibidos por el estudio de Escenarios.

Las peleas internas (“no vamos a permitir que desde Buenos Aires nos impongan un candidato", se dijo en algún momento), las ambiciones personales condensadas en encabezar listas más allá de los resultados bajísimos de las encuestas, o incluso la vocación rupturista (que favorece directamente al oficialismo provincial) son varios de los puntos que, de verse reflejado tal cual se muestran en este estudio en las próximas elecciones, varios tendrán que explicar a sus líderes nacionales. La frase es conocida: ¿Por qué estos números si te di todos estos recursos y viajé hasta allí a apoyarte?

Conclusión: todas las encuestas mienten, y no.

El dilema más complejo de todos ¿hasta dónde se le puede creer a un estudio de intención de voto hoy en día? ¿Son fiables? ¿Están hechos para manipular la opinión pública?

Todo es si, y todo es no. Lo sucedido en Brasil hace unos meses colabora mucho en la hipótesis del descreimiento. Lo cierto es que cada encuestador tiene sus propios resultados. Las encuestas son encargadas para observarse a uno mismo (los candidatos), y al efecto de sus actos y/o declaraciones. Las mismas se seguirán realizando para evaluar diferentes escenarios, y cuando el tema pasa por la toma de decisiones y no por la formación de intención de votos, son positivas.

El año que viene tendremos elecciones en la provincia de Salta. La cita será en mayo del 2023. Allí, los salteños, podremos evaluar cual fue la encuesta que más se acercó a lo real y cual la sembrada, la tendenciosa. Las cartas ya están casi todas sobre la mesa y existen pocas posibilidades de que surjan situaciones heterodoxas. Dentro de esta burbuja, y con las elecciones locales y nacionales disociadas, Salta parece que será, una vez más, conservadora.


Archivo Relacionado: Descargá AQUÍ el estudio de Consultora Escenarios


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