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VILLA ORTUZAR

Aparecen restos de Diego Fernández y apuntan a un excompañero

Cuatro décadas después, una fosa oculta junto a la casa de Gustavo Cerati reavivó uno de los misterios más oscuros de Villa Ortúzar.

Aparecen restos de Diego Fernández y apuntan a un excompañero

El caso de Diego Fernández, el adolescente de 16 años que desapareció en 1983, dio un giro impactante luego de 41 años. Sus restos fueron encontrados en una fosa detrás de una vivienda en Villa Ortúzar, justo al lado de donde vivía el músico Gustavo Cerati. Este hallazgo reactivó la investigación de uno de los crímenes más antiguos sin resolver del país.

El principal sospechoso es Cristian Graf, de 58 años, quien en ese entonces vivía en la casa donde fue encontrada la fosa. Graf y Diego compartían la misma escuela técnica, la ENET 36, aunque cursaban en diferentes años. La relación entre ambos está ahora en el centro de la investigación.

El fiscal Martín López Perrando está al frente del caso. En los últimos días, Graf decidió presentarse voluntariamente en tribunales. Aunque el fiscal no se encontraba presente, fue recibido por un auxiliar fiscal ante quien se mostró dispuesto a declarar. Su aparición generó expectativas, ya que muchos esperan que sus palabras arrojen algo de luz sobre el crimen.

Sin embargo, las autoridades aún no tomaron una decisión sobre su situación procesal. Por el momento, no está formalmente imputado, pero su nombre aparece reiteradamente en los testimonios recolectados.

La sospecha sobre Graf no es casual. Uno de los testigos clave aseguró que Diego y Cristian fueron compañeros en la secundaria entre 1982 y 1983. Además, en esa época, Graf vivía con sus padres en la misma casa donde se halló la fosa. Actualmente, su madre sigue residiendo allí.

Estos datos fueron suficientes para que el fiscal comenzara a investigar en profundidad su posible participación en el crimen. Hasta el momento, seis excompañeros de escuela ya prestaron declaración testimonial, y se espera que más personas sean citadas en los próximos días.

Al salir de tribunales, Cristian Graf fue interceptado por una multitud de periodistas. Nervioso y sin ganas de hablar, evitó responder preguntas directas. Sin embargo, ante la insistencia de los medios, soltó una frase que solo sumó más misterio: "Habría que preguntarle a mi papá", en referencia a su padre, ya fallecido.

Esa respuesta generó un nuevo interrogante: ¿Tuvo su padre algo que ver con la muerte de Diego? ¿Es un intento de desviar la atención o una pista que los investigadores deben seguir?

El caso Fernández permaneció en el olvido durante más de 40 años. Su desaparición, en plena década del 80, fue una de tantas que quedaron sin resolver, en un contexto donde los recursos investigativos eran limitados y las desapariciones adolescentes eran, muchas veces, minimizadas.

El reciente hallazgo fue posible gracias a una denuncia anónima que llevó a la Policía Científica a excavar en el terreno lindero a la casa de Cerati. Lo que encontraron fue escalofriante: restos óseos humanos, que luego fueron confirmados como pertenecientes a Diego, gracias a estudios forenses y análisis de ADN.

Aunque todavía no se ha emitido una orden de detención, la Justicia sigue de cerca cada paso de Cristian Graf. Su actitud, sus palabras ante los medios y su historial como vecino del lugar lo colocan en el centro de todas las sospechas.

El fiscal está evaluando las pruebas y testimonios para determinar si hay elementos suficientes para imputarlo formalmente. Mientras tanto, la familia de Diego espera justicia después de más de cuatro décadas de silencio.

En Villa Ortúzar, la noticia cayó como un baldazo de agua fría. Vecinos que convivieron con los Graf durante años no salen de su asombro. Muchos recuerdan a Diego como un chico tranquilo, simpático, que desapareció sin dejar rastro. Hoy, su historia vuelve a recorrer las calles del barrio y de los medios nacionales.

La cercanía con la casa de Cerati también generó revuelo en redes sociales, aunque la familia del músico no tiene relación alguna con el caso. La coincidencia geográfica sólo suma a la dimensión mediática del hecho.

¿Habrá justicia después de 41 años?

La causa está más activa que nunca. Los investigadores trabajan contra el tiempo y la dificultad de reconstruir hechos que ocurrieron hace más de cuatro décadas. Sin embargo, el testimonio de testigos, los avances en tecnología forense y la presión mediática podrían ser claves para destrabar un caso que parecía condenado al olvido.


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