El Mercado San Miguel, uno de los espacios comerciales más tradicionales de la ciudad de Salta, se mantiene como una referencia indiscutida para quienes están organizando una celebración familiar. En el anexo ubicado en Pasaje Miramar 433 —entre San Martín y Córdoba— funciona una zona especial dedicada íntegramente al cotillón, donde es posible encontrar desde artículos clásicos para cumpleaños infantiles hasta decoraciones personalizadas para comuniones, confirmaciones, fiestas de 15 e incluso casamientos. La variedad de productos y los precios accesibles convierten al espacio en una opción buscada tanto por vecinos como por emprendedores que trabajan en organización de eventos.
A lo largo del pasillo, los puestos exhiben estantes repletos de adornos, figuras, centros de mesa, piñatas y detalles temáticos que acompañan todo tipo de celebraciones. Muchos compradores se acercan con una idea concreta; otros, simplemente, recorren y se dejan orientar por los vendedores, que conocen al dedillo las tendencias de cada temporada. Según los puesteros, la demanda crece especialmente en época de comuniones y confirmaciones, cuando numerosas familias de Salta capital y el interior llegan en busca de opciones que les permitan resolver la decoración sin gastar de más.
El relevamiento realizado entre distintos locales del anexo confirma que el abanico de productos es amplio y se adapta a distintos presupuestos. En el caso de los centros de mesa, por ejemplo, hay alternativas para comuniones y fiestas de 15 años con precios que rondan entre $5.000 y $5.500; mientras que las versiones con luces incorporadas se ofrecen a $6.000. Los souvenirs —un clásico infaltable de cualquier encuentro— arrancan en $1.500 y abarcan desde diseños simples hasta piezas más elaboradas.
Una de las propuestas más buscadas son los nombres personalizados en madera, utilizados tanto para decorar mesas principales como para sesiones de fotos. Los modelos grandes, de 90 centímetros y con iluminación, están disponibles desde $14.000. Para cumpleaños infantiles también se exhiben centros de mesa desde $2.500 hasta $3.000, dependiendo del tamaño y de los detalles decorativos. Estos productos, que cambian de motivos según las novedades de la televisión, el cine o las plataformas, suelen renovarse en forma constante.
Otro segmento destacado es el de las piñatas, que siguen siendo protagonistas en casi todas las fiestas. Las tradicionales, en tamaño grande, rondan los $10.000; mientras que las personalizadas con dibujos, motivos religiosos o personajes específicos se ubican entre $9.000 y $10.000, según material y terminación. Para quienes buscan algo distinto, también se ofrecen figuras decorativas de 70 centímetros a $6.000, ideales para ambientar la recepción o la mesa dulce.
En cuanto a accesorios más elaborados, como los porta velas para 15 años o eventos formales, los precios varían según el tipo de madera y la estructura. Los modelos grandes se encuentran a $55.000 y las versiones tipo maqueta, más portátiles, alcanzan los $70.000. Estos productos están pensados para quienes buscan una pieza duradera, ya sea para reutilizarla en varios eventos o para usarla como parte de un emprendimiento.
Para completar la ambientación, muchos compradores optan por cuadros de selfie personalizados —a $10.000—, una tendencia que se mantiene firme en cumpleaños y festejos juveniles. También hay llaveros personalizados desde $700, que funcionan como recuerdo económico y accesible para quienes deben preparar grandes cantidades.
La oferta relacionada específicamente a comuniones y confirmaciones es especialmente amplia. Los centros de mesa personalizados tienen valores que van desde $2.500 hasta $5.000, dependiendo del modelo elegido. Los muñecos para tortas o souvenirs se encuentran a $2.500 cada uno, mientras que los recuerdos más simples se pueden llevar a $1.000. Las libretas temáticas —muy utilizadas como obsequio— oscilan entre $5.000, $6.000 y $12.000, y los rosarios en cajitas están disponibles a $5.000 y $8.000. También se ofrecen moños brazalete a $8.000, denarios a $900 y paquetes de 10 estampitas a $3.000.
Este corredor del Mercado San Miguel se consolidó en los últimos años como una alternativa fuerte frente a las tiendas de cotillón tradicionales del microcentro. Además de la ubicación estratégica, muchos compradores destacan la posibilidad de comparar rápidamente entre varios puestos, lo que facilita encontrar mejor precio o un diseño más acorde a lo que se busca. La mayoría de los locales ofrecen descuentos por cantidad, algo especialmente valorado por quienes organizan eventos grandes o por emprendedores que trabajan en decoración de fiestas.
El movimiento es constante durante toda la semana, aunque los sábados suelen ser los días de mayor concurrencia. Familias con chicos, estudiantes de institutos de repostería, decoradoras y revendedores recorren los pasillos con bolsas llenas y un presupuesto calculado. Para muchos, este anexo del mercado se volvió sinónimo de practicidad: en pocos minutos pueden resolver todo lo necesario para decorar una celebración sin tener que recorrer múltiples comercios.
Detrás de cada puesto hay historias de trabajo y dedicación. Algunos vendedores llevan décadas en el mercado, mientras que otros son emprendedores jóvenes que encontraron en el cotillón una forma de generar ingresos constantes. Muchos confeccionan parte de los productos en sus casas —como muñecos, centros de mesa o souvenirs— y los terminan de armar en el propio local. Esa producción artesanal es uno de los distintivos que diferencia a este corredor del resto de los comercios de la zona.
El Mercado San Miguel, que desde hace años forma parte de la vida cotidiana de los salteños, se mantiene vigente justamente por esta diversidad: mientras algunos se acercan por frutas, carnes o verduras, otros llegan especialmente para buscar cotillón o accesorios para eventos. El anexo de Pasaje Miramar es hoy un punto clave para quienes celebran un bautismo, una comunión, un cumpleaños infantil o una fiesta de 15 y buscan soluciones prácticas, económicas y con un toque personalizado.
Con precios competitivos y una oferta que se renueva constantemente, los puestos del anexo siguen atrayendo a cientos de familias que encuentran en este espacio un aliado para organizar sus eventos sin complicaciones. En tiempos donde cada gasto se piensa dos veces, contar con alternativas accesibles y cercanas se vuelve esencial. Por eso, el Mercado San Miguel continúa siendo, para muchos salteños, el lugar ideal para encontrar todo lo necesario para una celebración bien hecha y sin dejar el presupuesto en el camino.