La ciudad de Salta volvió a vivir una de sus tradiciones más profundas con la Fiesta del Milagro, y con ella, se puso en marcha un importante operativo municipal que acompañó a miles de fieles en su recorrido de fe. Desde la llegada de los peregrinos hasta el cierre de la procesión central, distintas áreas del municipio trabajaron de forma articulada para garantizar seguridad, limpieza, asistencia sanitaria y ordenamiento urbano, en una de las semanas más intensas para la capital salteña.
El despliegue comenzó varios días antes del Triduo con el acondicionamiento de espacios clave, tanto para la recepción de los caminantes como para el desarrollo de las actividades religiosas. Durante toda la semana, se reforzó la presencia municipal en puntos estratégicos como el parque 20 de Febrero, la plaza 9 de Julio y los accesos principales a la ciudad.
Uno de los ejes centrales del operativo fue la asistencia a los peregrinos, muchos de los cuales recorrieron cientos de kilómetros a pie desde distintas localidades de Salta y otras provincias del norte argentino. Desde la Secretaría de Desarrollo Social se instalaron puestos de atención donde se ofreció hidratación con agua fresca, viandas, asistencia médica primaria, servicios de podología y baños químicos. Estos espacios no solo brindaron alivio físico a los caminantes, sino también contención humana, en una muestra del compromiso municipal con esta manifestación popular de fe.
Por otro lado, el área de Tránsito y Seguridad Vial tuvo un rol protagónico. Con más de 200 agentes desplegados en toda la ciudad, se organizaron 80 puntos de cortes y desvíos para permitir la circulación segura de los fieles, en especial en las zonas cercanas a la Catedral y al recorrido oficial de la procesión. La coordinación con los distintos organismos permitió evitar incidentes mayores y agilizar el tránsito, incluso en los momentos de mayor concentración de personas.
El sistema de Protección Ciudadana, a través de la línea 105, reportó una jornada tranquila en materia de emergencias. Se atendieron algunos casos de descompensaciones leves, típicos de estas caminatas extensas, pero sin que se registraran situaciones graves. Además, se organizaron cordones de seguridad para facilitar el acceso de ambulancias y evitar aglomeraciones en los puntos más críticos.
Una vez finalizada la procesión y desconcentradas las multitudes, la Municipalidad activó un intenso operativo de limpieza urbana. Cuadrillas de higiene trabajaron en la madrugada para dejar en condiciones espacios públicos como la plaza 9 de Julio, el circuito de la procesión y el parque 20 de Febrero. Además, en los puestos de Educación Ambiental se recolectaron botellas de plástico y otros materiales reciclables, que luego serán destinados a cooperativas locales en el marco de la promoción de la economía circular.
Otro aspecto que fue destacado por los vecinos y voluntarios fue la tarea realizada por el área de Bienestar Animal, que montó puestos de atención para perros que acompañaban a los peregrinos. Allí se identificaron animales extraviados, se aplicaron vacunas antirrábicas, se desparasitó y, en muchos casos, se logró contactar a los dueños o ubicarlos en sus barrios de origen. Esta iniciativa, que comenzó a implementarse en los últimos años, busca dar una respuesta integral al fenómeno de los animales que recorren largas distancias junto a los fieles.
En diálogo con distintos referentes barriales y voluntarios que participaron de la festividad, se percibió una valoración positiva del operativo en su conjunto. La presencia del Estado municipal se hizo sentir no solo en los momentos más visibles de la fiesta, sino también en aquellos aspectos logísticos que suelen pasar desapercibidos, como la distribución de baños, la recolección de residuos y la asistencia técnica.
Cabe recordar que la Fiesta del Milagro no solo es uno de los eventos religiosos más importantes del país, sino también un momento de gran movilización social y cultural para Salta. La llegada de peregrinos de diferentes regiones, sumado al movimiento turístico y comercial que genera, implica un desafío logístico de gran magnitud para la ciudad. En este sentido, el resultado de este año fue considerado positivo por buena parte de los actores involucrados.
Más allá del fervor religioso, la festividad dejó una postal de trabajo articulado, compromiso ciudadano y orden, lo cual no es menor en eventos de esta escala. El acompañamiento a los peregrinos, la previsión sanitaria, el orden en el tránsito y la limpieza posterior evidenciaron una planificación anticipada y una ejecución firme.
Además, las acciones vinculadas al reciclaje, el cuidado ambiental y el bienestar animal mostraron que la mirada de la gestión no se limita solo a lo inmediato, sino que apuesta a generar conciencia en torno a prácticas más sostenibles y solidarias.
Con la renovación del Pacto de Fidelidad al Señor y la Virgen del Milagro, Salta no solo vivió un momento de profunda espiritualidad, sino también de unidad comunitaria. El operativo municipal, en sus múltiples dimensiones, fue clave para que todo se desarrollara en paz, con orden y respeto, acompañando una celebración que, año tras año, sigue marcando el pulso espiritual y social de la provincia.