En una escena digna de documental, dos guías chaqueños navegaban el río Bermejo cuando se toparon con un momento que cambiará la historia de la conservación en Argentina. Nalá, una yaguareté liberada en 2024, fue vista con su cría de apenas cinco meses en el Parque Nacional El Impenetrable. Este hecho no solo emociona a la comunidad científica, sino que también representa un hito sin precedentes para la fauna del Chaco seco.
El avistaje fue realizado por Pablo Luna y Darío Soraire, dos jóvenes guías locales que se encontraron frente a una imagen impensada hasta hace algunos años: un yaguareté nacido en libertad, sin intervención humana, en una región donde la especie había desaparecido casi por completo.
Hasta hace poco más de una década, el yaguareté era prácticamente un recuerdo en esta región. Para 2019, se lo consideraba extinto en el Chaco seco argentino. Pero la aparición inesperada de un macho solitario, apodado Quaranta, encendió la chispa de un ambicioso proyecto de reintroducción que hoy da frutos concretos.
Gracias al trabajo conjunto entre la Fundación Rewilding Argentina y la Administración de Parques Nacionales, comenzó un proceso de restauración ecológica que incluyó la liberación de ejemplares criados en cautiverio. Nalá, una de esas hembras reintroducidas, no solo logró adaptarse al entorno, sino también reproducirse en estado totalmente silvestre.
Este nacimiento es especial porque no se trata de un animal en tránsito ni de una cría nacida en semicautiverio: es el primer yaguareté nacido libre en décadas, producto de un apareamiento natural entre ejemplares reintroducidos, sin intervención directa del ser humano.
“Esta vez no fueron las balas, sino los ojos y la cámara de dos jóvenes guías los que captaron el espectáculo”, expresaron desde Rewilding, en una frase que refleja la transformación social que también impulsa el proyecto. Ya no se trata solo de proteger especies, sino de involucrar activamente a las comunidades locales en el cuidado de su entorno.
Pablo y Darío no solo fueron testigos del acontecimiento, sino que también son parte esencial de esta nueva etapa en la historia ambiental del Chaco. Su trabajo como guías y su conexión con el territorio son fundamentales para detectar, cuidar y divulgar este tipo de sucesos.
La noticia no tardó en emocionar a científicos, ambientalistas y amantes de la fauna autóctona, que ven en este nacimiento un símbolo de resiliencia ecológica.
El yaguareté (Panthera onca) es el felino más grande de América y una de las especies más amenazadas en Argentina. En peligro crítico de extinción, su distribución original se redujo dramáticamente debido a la pérdida de hábitat, la caza y la fragmentación del ecosistema.
Hoy se estima que quedan menos de 250 ejemplares en todo el país, distribuidos principalmente en la selva misionera y algunos puntos del noreste. Que esta especie haya logrado reproducirse de forma natural en el Chaco seco es una prueba viviente de que la restauración ecológica, si se sostiene con compromiso y recursos, puede dar resultados reales.
Además, este tipo de avances abren las puertas al ecoturismo responsable, una herramienta clave para el desarrollo sostenible de las comunidades que habitan estos territorios.
Aunque todavía no se conocen muchos detalles sobre el cachorro —ni su sexo ni su comportamiento—, especialistas aseguran que los próximos meses serán clave. Monitorear su crecimiento, su interacción con el entorno y su autonomía permitirá evaluar el éxito del proceso de reintroducción y planificar los próximos pasos.
El nacimiento también vuelve a poner sobre la mesa la urgencia de proteger y expandir el hábitat del yaguareté. Sin territorios amplios, seguros y con abundancia de presas, la recuperación de la especie será frágil.
Por eso, desde Rewilding Argentina insisten en la necesidad de fortalecer alianzas con gobiernos, comunidades y sectores privados para garantizar la continuidad del proyecto.
Lo que ocurrió en El Impenetrable no es solo una buena noticia para los científicos. Es un mensaje esperanzador para todo un país que, muchas veces golpeado por la crisis, encuentra en estos hechos una razón para creer en el futuro.
Porque detrás del nacimiento de un yaguareté hay mucho más que una cría: hay años de trabajo silencioso, decisiones políticas acertadas, compromiso local y un profundo respeto por la vida.
Esta historia marca el comienzo de una nueva era para el Chaco y para todos los que soñamos con un país donde humanos y naturaleza convivan en equilibrio.