Un número considerable de asistentes se unió a los fogones en Villa Balcón, en Cerrillos, para celebrar a San Pedro y San Pablo. Este evento tradicional, que ha sido transmitido de generación en generación, iluminó el cielo con el resplandor de las llamas en la avenida Manuel J. Castilla. Los fogones fueron el escenario de una noche llena de calor y alegría, donde las familias cerrillanas, como los Villa y los Arias, entre otros, se reunieron para honrar a los apóstoles.
La tradición incluyó sabores reconfortantes para combatir el frío, como el chocolate caliente, el pan dulce y el café. Los niños disfrutaron especialmente del "manchancho", una costumbre en la que se reparten golosinas y tamales. Además, los asistentes fabricaron muñecos de trapo o Judas, que fueron quemados en las llamas, simbolizando el deseo de dejar atrás lo viejo y abrir paso a lo nuevo.
Uno de los participantes cerrillanos comentó sobre la emoción que produce la quema de pocotos y ancopocotos, elementos explosivos creados años atrás a petición de los vecinos. Estos artefactos son conocidos por su fuerte estruendo y olor desagradable debido a la mezcla de hediondilla y hojas de ruda macho utilizadas en su elaboración.
La historia de los fogones en Cerrillos se remonta a los años 50, cuando la tradición fue heredada de los españoles. En aquel entonces, varias familias cerrillanas se especializaban en organizar fogones en diferentes barrios, como Ameghino, La Punta, Centro y Pueblo Nuevo. Sin embargo, estas festividades comenzaron a desaparecer en los años 70, hasta que resurgieron con vigor en los 80 en los barrios Los Tarcos y Balcón, gracias a los esfuerzos de los Flores y los Villa.
¿Por qué se celebra?
Este ritual no solo es una celebración, sino que también tiene significados simbólicos. En diversas culturas, las fogatas eran encendidas como una forma de agradecimiento y para atraer bendiciones sobre las personas, los animales y los campos. Asimismo, se asocia con la fertilidad, la fecundidad y el amor. La quema de muñecos representa dejar atrás lo viejo y negativo, dando lugar a nuevas oportunidades.
En cuanto a la elección de la fecha, la celebración hace referencia a San Juan Bautista. Según el Evangelio de San Lucas, María visitó a su prima Isabel cuando esta se encontraba embarazada de seis meses. Para marcar esta ocasión, se estableció la solemnidad de San Juan en el octavo mes de las candelas de junio, seis meses antes del nacimiento de Cristo. La recuperación de la voz de Zacarías, padre de San Juan, tras su nacimiento, fue motivo de alegría, y encendió hogueras para anunciar la noticia a familiares y amigos. A lo largo del tiempo, la noche del 23 al 24 de junio se ha convertido en una noche santa y sagrada, manteniendo su esencia mágica.
Además, la celebración de fogatas en honor a San Pedro y San Pablo se lleva a cabo en la noche del 28 de junio, conmemorando el martirio de estos apóstoles. En el año 67, ambos fueron ejecutados por orden de Nerón: Pedro fue crucificado cabeza abajo en la Colina Vaticana, según su deseo, y Pablo fue decapitado en Ostia, cerca del río Tiber.