Cuando los estudiantes que se gradúan este año comenzaron sus carreras, ChatGPT no existía. Hacían cuentas de álgebra, programaban en Python, redactaban ensayos sobre Shakespeare y escribían trabajos de historia sin ayuda. Todo eso cambió. La aparición de la inteligencia artificial generativa transformó la vida universitaria en apenas tres años. Y también el negocio del papel.
El aumento abrupto del plagio mediante IA provocó una reacción inesperada: el regreso de los “blue books” (cuadernos azules de examen), unos cuadernillos azules temidos por generaciones de norteamericanos, según relata The Wall Street Journal. Se trata de libretas de examen con tapas blandas y hojas en blanco, un recurso de otro siglo que volvió a ganar terreno como respuesta analógica a un problema digital.
Aunque el fenómeno estalló en universidades estadounidenses, el dilema sobre el uso de IA en la educación ya atraviesa aulas de todo el mundo. En Argentina, algunos docentes ya comienzan a planear el tono en el que dirán la tan temida frase: “Saquen una hoja”.
Cómo son los nuevos exámenes
- El profesor distribuye un cuaderno a cada estudiante al comienzo del examen.
- Los alumnos escriben todas sus respuestas directamente en ese cuaderno, de puño y letra.
- Al finalizar, entregan el cuaderno completo, sin arrancar hojas. No se permite llevarse ni copiar nada.
- Algunos docentes permiten preparar borradores previos, pero en general no se pueden usar apuntes durante la evaluación.
- En muchos casos, el docente corrige directamente sobre las páginas del cuaderno.

Se dispararon las ventas de los “blue books” (cuadernos azules de examen)
Alarma por el uso de la IA
“Pensé que usaban la IA sólo para cosas importantes”, admitió Kristen Allen, vicepresidenta de ventas y marketing de Roaring Spring Paper Products, citada en la nota. “Pero no, la usan para todo. Es bastante aterrador”.
La empresa, fundada hace más de un siglo en Roaring Spring —un pequeño pueblo cerca de Altoona, Pensilvania— fabrica millones de estos cuadernos por año. Sus productos se consiguen por apenas 23 centavos de dólar en campus universitarios y tiendas online. Según Allen, la demanda creció en paralelo al uso masivo de inteligencia artificial en las aulas.
Durante la pandemia, la venta de blue books se había desplomado. Pero los cuadernillos repuntaron con fuerza: las ventas aumentaron más de un 30 % en la Universidad de Texas A&M y casi un 50 % en la de Florida. En la Universidad de California, Berkeley, subieron un 80 % en los últimos dos ciclos lectivos.

El texto manuscrito es el arma analógica que las universidades usan contra la inteligencia artificial
Qué dicen los docentes
Los docentes ven en estas libretas una forma simple y efectiva de evitar que sus estudiantes deleguen todo en ChatGPT, Claude o Gemini. "Es como ir al gimnasio y dejar que los robots levanten las pesas por vos", dijo Stan Oklobdzija, profesor adjunto de ciencia política en Tulane. Después de sorprender a un alumno usando IA en pleno examen, decidió volver a los métodos tradicionales: pruebas escritas a mano, sin laptops ni teléfonos.
Kevin Elliott, docente del programa de Ética, Política y Economía de Yale, detectó citas falsas en ensayos escritos en casa. “Era evidencia irrefutable de uso de IA”, explicó. Para el trabajo siguiente, pidió a sus alumnos que escribieran en clase y luego defendieran sus textos en una entrevista oral. Para el examen final, eligió los blue books.
No es una solución ideal. Los profesores lo saben. “Es extraño decirles que no pueden usar algo que será natural para ellos el resto de su vida laboral”, señaló Arthur Spirling, de la Universidad de Princeton. Aun así, optó por exámenes presenciales, supervisados y escritos en papel.
Ya nadie escribe con birome
Hay otro problema: nadie quiere a los blue books. Ni alumnos ni profesores. A fines del siglo XIX, cuando Harvard impuso exámenes escritos, el profesor Evangelinus Apostolides Sophocles los detestaba tanto que decidió prenderles fuego sin leerlos. La tradición del rechazo se mantuvo: las nuevas generaciones, nacidas después del iPhone, no están acostumbradas a escribir con birome. Sus letras suelen ser ilegibles. Oklobdzija lo comprobó cuando permitió computadoras en sus clases y uno de sus ayudantes fotografió a un estudiante con ChatGPT abierto en pantalla. “Entonces decidí volver a los blue books.”
Pero algo lo sorprendió. “Los estudiantes no se rebelaron tanto como pensé”. Antes de comenzar el examen, leyeron la frase impresa en la tapa del cuadernillo, marca registrada de Roaring Spring: “Usá tu imaginación”.