En el universo de las celebridades, donde los vínculos suelen surgir entre flashes y eventos glamorosos, Carolina “Pampita” Ardohain encontró el amor en un escenario muy distinto: una peregrinación a la Basílica de Luján. La conductora de Los 8 escalones compartió recientemente cómo ese recorrido espiritual se convirtió en el punto de partida de su relación con el polista Martín Pepa, en una historia que mezcla fe, destino y una chispa inesperada.
Devota de la Virgen de Luján, Pampita realiza cada año la tradicional caminata hacia la Basílica, una travesía de más de 15 horas que, según ella misma confesó, requiere preparación física y emocional. En la última edición, mientras se entrenaba para el recorrido, ocurrió un encuentro que cambiaría el rumbo de su vida amorosa. Durante el programa que conduce, y en medio de una pregunta sobre las torres de la Basílica, Pampita reveló que fue en esa peregrinación donde conoció a la madre de Martín Pepa.
La conversación con Silvia, madre del polista, fue el disparador. “Mi hijo está soltero”, le dijo ella, y Pampita, también en ese momento sin pareja, se mostró abierta a la posibilidad. Lo que comenzó como una charla casual entre dos mujeres unidas por la fe, se transformó en una conexión que trascendió lo espiritual. “Me lo mandó la Virgen”, confesó Pampita a sus amigas, convencida de que el amor llegó como una bendición.
A partir de ese momento, los mensajes comenzaron a fluir, las flores llegaron a diario y las salidas se volvieron frecuentes. Aunque ambos tenían vidas intensas y carreras que los llevaban por distintos países, el vínculo se fortaleció. Incluso tras una breve separación, la pareja se reconcilió y decidió darse una nueva oportunidad, celebrando su reencuentro con un viaje romántico a la Polinesia Francesa.
