El Gran Premio de Hungría dejó un sabor amargo para Franco Colapinto. El piloto argentino de 21 años, que sigue ganando experiencia en la Fórmula 1, finalizó en el puesto 18 tras una jornada marcada por fallas operativas del equipo Alpine, que lo hicieron perder terreno desde el inicio.
En diálogo con ESPN después de la carrera, Colapinto no ocultó su decepción. “No fue una mala largada, incluso gané una posición, pero después perdí muchas por falta de grip. Las paradas en boxes fueron un desastre”, afirmó, visiblemente molesto.
La frustración no fue solo por el resultado final, sino por la forma en la que se desarrolló la competencia. Las dos paradas en boxes fueron extremadamente lentas, lo que provocó una pérdida de tiempo clave en un circuito donde los sobrepasos son escasos y cada segundo cuenta.
Los problemas comenzaron en el primer paso por boxes, cuando el equipo tardó varios segundos más de lo habitual en cambiar los neumáticos. La situación se repitió en la segunda detención, generando un enorme perjuicio que ni la mejor estrategia pudo revertir.
“No teníamos mal ritmo. El coche respondía, pero cuando perdés tanto tiempo en boxes, es imposible remontar. Fue una carrera para el olvido”, dijo Colapinto, quien dejó claro que el rendimiento en pista no fue el problema principal.
Estas fallas no solo lo afectaron a él. Su compañero de equipo, el francés Pierre Gasly, terminó aún más atrás, en el puesto 19, luego de recibir una penalización que agravó un domingo para el olvido en Alpine.
Lo ocurrido en Hungaroring expuso una serie de descoordinaciones internas en Alpine que ya habían sido señaladas en otras fechas. La escudería, que atraviesa un año con altibajos, volvió a cometer errores que afectan directamente la confianza de sus pilotos.
Para Colapinto, que todavía lucha por afianzarse en la elite del automovilismo, estos fallos no solo complican sus resultados sino también su desarrollo profesional. “Hay que analizarlo bien con los ingenieros, porque no es la primera vez que pasa algo así”, aseguró.
Aunque la carrera fue frustrante, Colapinto mantiene la cabeza fría y ya piensa en lo que viene. “Hay que pasar la página rápido y enfocarse en la próxima. Esto sirve para aprender, pero también para exigir que no vuelva a pasar”, expresó.
En un campeonato donde cada detalle puede marcar la diferencia, el margen de error es mínimo. Franco lo sabe, y por eso no duda en señalar lo que está mal, con la madurez de quien ya entiende el juego político y técnico de la F1.
A pesar del mal trago en Hungría, su actitud y autocrítica siguen dejando buenas sensaciones en el paddock. La presión crece, pero también lo hace la expectativa sobre lo que puede lograr si cuenta con el respaldo adecuado.