En una noche vibrante en el Estadio Nacional de Santiago, la Selección Argentina de Lionel Scaloni volvió a demostrar por qué es la gran dominadora de las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial 2026.
Con un sólido 1-0 ante Chile, la Albiceleste no solo aseguró el primer puesto de la tabla con una ventaja de 10 puntos, sino que también exhibió las virtudes que la han convertido en la mejor selección del planeta. El golazo de Julián Álvarez, la jerarquía de Lionel Messi desde el banco y el debut récord de Franco Mastantuono marcaron una jornada inolvidable para el fútbol argentino.
Desde el arranque, Argentina impuso su sello característico: tenencia de balón, presión alta y una claridad táctica que desarmó a una selección chilena urgida de puntos. A pesar de las bajas significativas de Nicolás Otamendi, Enzo Fernández, Leandro Paredes, Alexis Mac Allister y Nicolás González, Scaloni volvió a mostrar su maestría para rearmar el equipo sin perder identidad. La defensa, liderada por un impecable Cristian Romero –capitán por primera vez– y con Leonardo Balerdi como sólido acompañante, fue un muro infranqueable para los intentos de La Roja. Emiliano "Dibu" Martínez, una vez más, mantuvo su valla invicta, sumando su novena portería en cero en las Eliminatorias, un reflejo de la solidez defensiva que es pilar de esta Scaloneta.
En el mediocampo, la dupla Rodrigo De Paul y Exequiel Palacios se complementó a la perfección, aportando equilibrio y dinámica. Thiago Almada, una de las figuras del encuentro, desplegó su talento con una asistencia magistral para el gol de Álvarez, demostrando que el recambio generacional está en buenas manos. El esquema de Scaloni, flexible entre un 4-3-3 y un 4-4-2 según el momento del partido, permitió a Argentina controlar el ritmo y generar peligro constante, incluso sin algunos de sus titulares habituales.
El gol de la victoria llegó de la mano de Julián Álvarez, tras una gran habilitación de Almada, definió con clase por encima del arquero Brayan Cortés. El delantero del Atlético de Madrid, cada vez más consolidado como referente ofensivo, ratificó su importancia en un equipo que no depende exclusivamente de Lionel Messi, aunque la presencia del astro siempre eleva el nivel. Ingresado a los 57 minutos por Nicolás Paz, Messi aportó su magia habitual, con un pase quirúrgico que casi termina en el 2-0, y asumió la capitanía, liderando con su jerarquía desde el ejemplo.
Sin embargo, uno de los momentos más emocionantes de la noche fue el debut oficial de Franco Mastantuono, la joya de River Plate que, con apenas 17 años, 9 meses y 22 días, se convirtió en el futbolista más joven en jugar un partido oficial con la Selección Mayor en el ciclo de Scaloni, superando los récords de Alejandro Garnacho y Facundo Buonanotte. Ingresado a los 79 minutos por Giuliano Simeone, Mastantuono mostró destellos de su talento, con una gambeta audaz que provocó una amarilla a Guillermo Maripán. Su ingreso no solo simboliza el futuro prometedor de la Albiceleste, sino también la visión de Scaloni para integrar jóvenes al proyecto sin temor, dándoles minutos en contextos competitivos.
El equipo de Scaloni, fiel a su filosofía, no se conformó con administrar la ventaja. Argentina mantuvo el protagonismo, buscando el segundo gol con paciencia y una idea clara de juego que desdibujó a un Chile que, bajo la dirección de Ricardo Gareca, no encontró respuestas. La Roja, con figuras como Alexis Sánchez y Arturo Vidal, quedó al borde de la eliminación, mientras que la Albiceleste celebró no solo la victoria, sino también la consolidación de un proyecto que combina experiencia, juventud y un hambre insaciable de éxitos.
Esta Scaloneta, que ya tiene su boleto asegurado para el Mundial 2026, no se detiene. Con un plantel renovado, un cuerpo técnico que sabe adaptarse a las adversidades y un líder como Messi que sigue marcando la diferencia, Argentina no solo venció a Chile, sino que envió un mensaje al mundo: está lista para defender su corona. El debut de Mastantuono, la solidez defensiva, la versatilidad táctica y la ambición colectiva son las virtudes de un equipo que, bajo la batuta de Scaloni, sigue escribiendo páginas doradas en la historia del fútbol argentino.