El Gran Premio de Las Vegas dejó una de las noticias más resonantes del año en la Fórmula 1: los McLaren de Lando Norris y Oscar Piastri fueron descalificados tras la carrera por una infracción técnica detectada en la inspección final. La decisión generó un verdadero terremoto deportivo, no solo por el castigo en sí, sino por la manera en que reacomodó el Mundial de Pilotos a pocas fechas del cierre. Para los fanáticos de Argentina —y especialmente de Salta, donde el automovilismo tiene una gran comunidad seguidora— la noticia cayó como un balde de agua fría y abrió un debate que no tardó en encender las redes.
La sanción llegó cuando los técnicos de la FIA detectaron que los patines de resina ubicados en la parte inferior de los McLaren MCL39 tenían un desgaste menor al mínimo reglamentario exigido. El reglamento fija una tolerancia estricta de nueve milímetros y las mediciones finales mostraron valores por debajo de ese umbral tanto en el auto de Norris como en el de Piastri. Aunque la diferencia fue mínima, en Fórmula 1 esas centésimas pueden marcar un antes y un después, y en este caso derivaron en la penalización más dura: la exclusión total de la clasificación.
La dirigencia de McLaren intentó explicar la situación ante los comisarios deportivos. Entre los argumentos, mencionaron que el circuito callejero presentó baches más profundos de lo previsto, lo que habría generado un mayor desgaste en esa zona del auto. También remarcaron que, por las condiciones climáticas y la reducción de entrenamientos, la escudería tuvo menos margen para ajustar la configuración del piso. Sin embargo, la defensa no alcanzó. La FIA fue contundente al señalar que, aunque no hubo intención deliberada de violar el reglamento, no existía ninguna alternativa sancionatoria distinta a la descalificación.
El resultado inmediato fue devastador para McLaren: Norris perdió los 18 puntos que había obtenido tras cruzar la meta en el segundo lugar y Piastri quedó sin los 12 puntos de su cuarto puesto. La tabla del campeonato experimentó un reacomodo fulminante. De un momento a otro, Max Verstappen —hasta entonces algo relegado en la pelea por el título— volvió a ponerse en carrera y quedó prácticamente a la par de los líderes.
En números, la situación es clara y dramática: Norris continúa encabezando el Mundial con 390 puntos, pero su margen se redujo a apenas 24 unidades. El australiano Piastri, que mantiene la segunda posición por tener más victorias que Verstappen, se quedó en 366. El neerlandés también suma 366 y respira aliviado al ver reavivadas sus chances cuando parecía que la temporada se le escapaba. Quedan solo dos competencias —Qatar y Abu Dhabi— y todavía hay 58 puntos en juego. Una mínima mala decisión, un error de boxes o un abandono podría dar vuelta la tabla como una media.
La noticia también impactó fuerte en Argentina, donde la Fórmula 1 suele generar un gran volumen de búsquedas y conversaciones, especialmente en provincias del norte como Salta, donde los fanáticos siguen cada carrera casi de manera ritual. La descalificación de McLaren se convirtió en tendencia y muchos lectorxs expresaron su sorpresa ante un castigo que, aunque regulado, no deja de ser polémico por el contexto en el que se da: pleno final de temporada y con el título todavía abierto.
Para quienes siguen la categoría desde hace años, no es la primera vez que un resultado cambia abruptamente por una cuestión técnica. La F1 es tan estricta como impredecible, y el más mínimo detalle puede transformar una noche de celebración en una de frustración. Pero lo particular de este episodio es que, a diferencia de otras sanciones vinculadas a partes aerodinámicas o al límite presupuestario, acá lo que falló fue el desgaste de una pieza que suele pasar desapercibida para la mayoría del público. Sin embargo, su función es crucial: esos patines protegen el fondo plano del auto y actúan como referencia para que la altura del monoplaza se mantenga dentro de los parámetros reglamentarios. Si se desgastan demasiado, se puede obtener, aunque sea involuntariamente, una ventaja aerodinámica.
El equipo británico insistió en que la situación fue producto del circuito y las limitaciones de tiempo para ajustar la puesta a punto. Pero en la Fórmula 1, donde cada escudería tiene un ejército de ingenieros y un presupuesto millonario por detrás, los comisarios rara vez aceptan justificaciones que no estén respaldadas por datos irrefutables. Y este no fue el caso. El castigo llegó para ambos pilotos de manera separada, con resoluciones individuales, pero con el mismo final: quedar borrados de la clasificación de Las Vegas como si nunca hubieran participado.
Lo que viene para McLaren será clave. La escudería deberá recomponer el ánimo del equipo técnico y de sus dos pilotos, que habían hecho un gran trabajo en pista. Norris, especialmente, estaba realizando una temporada sólida que lo tenía como líder y con una ventaja relativamente cómoda. Pero este golpe no solo reduce su margen: también suma presión en un momento del calendario donde los nervios pueden jugar una mala pasada. Piastri, por su parte, sigue firme en el segundo puesto, aunque ahora comparte puntaje con un Verstappen que se caracteriza por no dejar pasar oportunidades.
Red Bull, que venía de una temporada con altibajos, encontró en esta sanción el aire que necesitaba para volver a soñar con el título. Verstappen, con su manejo agresivo y su historial de remontadas, sabe que estas situaciones pueden definir un campeonato. Su equipo, acostumbrado a pelear hasta el último metro, ya trabaja en afinar cada detalle para las últimas dos fechas. En Qatar, un circuito rápido y técnico, la pelea promete ser feroz. Y en Abu Dhabi, el cierre tradicional del calendario, podría vivirse otra definición inolvidable.