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FÓRMULA 1

Franco Colapinto explotó tras la carrera de Las Vegas: “El auto fue un desastre” y crece la preocupación en Alpine

El joven bonaerense terminó 15º en una noche complicada y criticó con dureza el rendimiento de su A525.

Franco Colapinto explotó tras la carrera de Las Vegas: “El auto fue un desastre” y crece la preocupación en Alpine

La tercera carrera nocturna de la Fórmula 1 en Estados Unidos dejó muchas conclusiones deportivas, pero también un fuerte mensaje desde el lado argentino. Franco Colapinto, que finalizó 15º en el Gran Premio de Las Vegas tras un fin de semana cuesta arriba, no escondió su enojo por el pobre rendimiento de su Alpine. El piloto de 22 años, uno de los argentinos más observados en el automovilismo internacional, se sinceró en la zona mixta y dejó en claro que la frustración le ganó a cualquier intento de diplomacia.

Después de que se confirmara la descalificación de Lando Norris y Oscar Piastri —lo que movió la clasificación general— Colapinto volvió a quedar en un lugar incómodo: fuera de los puntos y con un auto que nunca respondió. La situación encendió alarmas puertas adentro de Alpine y entre los fanáticos argentinos que siguen de cerca cada carrera, incluidos muchos salteños que madrugan o trasnochan para ver al joven talento que ilusiona al país.

La noche de Las Vegas, con todo su despliegue visual, no colaboró con el ánimo del piloto. Apenas llegó a los micrófonos, lanzó un comentario que recorrió las redes sociales por su tono espontáneo y muy argentino. Molesto por los fuegos artificiales que explotaban alrededor del circuito, Colapinto ironizó: “Se creen que es Navidad, boludo. Hay perros... Son las diez de la noche. La guita que se gastan en esa pelotudez”. Fue una frase que, lejos de la corrección política típica de la Fórmula 1, lo mostró tal como es: frontal, honesto y sin filtros.

Sin embargo, detrás del comentario colorido había una incomodidad más profunda. Cuando finalmente pudo analizar la carrera, su tono cambió por completo. “Fue una carrera frustrante. Fui muy lento toda la carrera. Tuve cero grip. No se podía doblar el volante que se corría toda la parte de atrás”, resumió con una crudeza llamativa. Según explicó, el A525 nunca tuvo adherencia y cualquier intento de exigirlo terminaba en un movimiento extraño de la parte trasera. Para un piloto de Fórmula 1, sentirse desconectado del auto es uno de los peores escenarios posibles.

Colapinto detalló que uno de los problemas pudo haber surgido en la largada, cuando un toque con Alex Albon le dañó el difusor trasero. Pero, incluso con ese incidente, el argentino siente que el rendimiento final fue demasiado pobre para atribuirlo únicamente al golpe. “Hoy fue un desastre el auto. No podía doblar con el freno y cada vez que quería cargar la rueda trasera se movía. No sé si fue por todos los daños que tuve, pero por lo que escuché tampoco fue para sentirlo tan mal al auto”, señaló, sin ocultar su desconcierto

La falta de grip —una palabra clave en la Fórmula 1— fue determinante. En un circuito urbano como el de Las Vegas, donde la temperatura del asfalto y el polvo acumulado afectan continuamente el agarre, los autos que no logran encontrar una ventana de rendimiento sufren más que en otros trazados. Y Alpine, en particular, tuvo un fin de semana difícil desde los entrenamientos. El rendimiento fue oscilante, la puesta a punto nunca quedó fina y el ritmo de carrera estuvo lejos del de la zona media alta.

El propio Colapinto reconoció que, estratégicamente, intentaron hacer lo mejor posible con lo que había. Apostaron a una sola parada en boxes, una decisión razonable para minimizar pérdidas. Sin embargo, la detención duró 4 segundos, un tiempo que no es catastrófico, pero sí insuficiente cuando el objetivo es recortar diferencias en un pelotón tan apretado. “No fue determinante, pero sumó a la pérdida de tiempo que ya veníamos arrastrando”, admitió el piloto, que en ningún momento buscó delegar responsabilidades, aunque dejó claro que el auto no estuvo a la altura.

A pesar de las dificultades, Colapinto completó todas las vueltas, algo que Alpine valora como parte de su proceso de aprendizaje. Acumular kilometraje es vital para cualquier joven piloto de Fórmula 1, no solo por la experiencia sino también por la información que el equipo puede recopilar para mejorar. Y, en ese sentido, completar las 15 carreras que lleva con la escudería francesa es un logro que no pasa desapercibido internamente. Sin embargo, el argentino tiene claro que no basta con girar: necesita ser competitivo.

El malestar de Franco no es casual. Alpine atraviesa un momento delicado, con un rendimiento irregular que viene desde hace varias temporadas. En la zona media del campeonato, donde cada décima vale oro, cualquier error técnico o falta de velocidad se paga muy caro. Y eso es lo que está viviendo el piloto argentino, que llegó con expectativas altas y hoy se encuentra peleando contra limitaciones mecánicas más que contra sus rivales directos.

Mirando al futuro, Colapinto se muestra más esperanzado. El gran objetivo es 2026, año en el que la Fórmula 1 implementará un cambio radical en el reglamento técnico. Los autos serán más chicos, con neumáticos más angostos y un nuevo paquete aerodinámico, pensado para favorecer el sobrepaso y mejorar el espectáculo. Pero la noticia clave, especialmente para Alpine, es la llegada de los motores Mercedes en reemplazo de los Renault. La escudería también recibirá la transmisión y la suspensión de la marca alemana, lo que podría representar un salto de calidad muy grande.

El piloto bonaerense sabe que ese cambio podría ser una bisagra en su carrera. “Tengo la mira puesta en 2026”, repitió más de una vez en los últimos meses. Y sus palabras cobran más sentido tras una carrera como la de Las Vegas, donde los límites estructurales del equipo quedaron en evidencia. Para él, el desafío es sostener el rendimiento personal, seguir aprendiendo y aprovechar cada oportunidad, incluso en fines de semana adversos.

En Argentina, y particularmente en Salta, la figura de Colapinto creció muchísimo en el último año. Su llegada a la Fórmula 1 generó un entusiasmo similar al que provocaba cada avance de los pilotos nacionales en los 90 y los 2000. En redes sociales, los salteños manifestaron tanto su apoyo como su preocupación por el momento del equipo francés. Muchos coinciden en que el talento del piloto está, pero que necesita un auto a la altura para mostrar su verdadero potencial.

La noche de Las Vegas dejó una sensación amarga, pero también reafirmó una certeza: Franco Colapinto no pierde la voz, incluso en los momentos más complicados. Su carácter frontal, combinado con su capacidad de análisis, lo convierten en un referente distinto dentro del paddock. Y aunque hoy la palabra que más repite es “frustración”, en el horizonte aparece una oportunidad que podría cambiar su historia dentro de la Fórmula 1.


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