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Facundo Bagnis fue suspendido por doping tras un control en el US Open

El santafesino aceptó una suspensión provisional luego de que se detectara una sustancia prohibida en un análisis realizado durante la clasificación del torneo estadounidense.

Facundo Bagnis fue suspendido por doping tras un control en el US Open

El tenis argentino vuelve a quedar bajo la lupa luego de que Facundo Bagnis, actualmente ubicado en el puesto 401 del ranking mundial, fuera suspendido de manera provisional por una presunta infracción a las normas antidopaje. La Agencia Internacional de Integridad del Tenis (ITIA) notificó al jugador tras detectar hidroclorotiazida, un diurético prohibido por el Programa Antidopaje del Tenis (TADP), en un control realizado durante la clasificación del US Open 2025.

El test se efectuó el 18 de agosto, cuando Bagnis perdió en la primera ronda ante el australiano James Duckworth. Días después, la muestra A reveló la presencia de la sustancia, mientras que la muestra B aún se encuentra en análisis.

Aunque este tipo de casos no exige suspensión automática, el santafesino optó por autoexcluirse desde el 18 de octubre, lo que le impide competir, entrenar o asistir a eventos avalados por la ATP, WTA, ITF o federaciones nacionales hasta que finalice la investigación.

A través de un comunicado en redes sociales, Bagnis expresó su sorpresa y angustia por la situación. “Estoy viviendo uno de los momentos más duros de mi carrera”, escribió, asegurando que nunca consumió conscientemente una sustancia prohibida. Explicó además que su equipo médico y legal trabajan con la hipótesis de una posible “contaminación cruzada”, y confía en que podrá demostrar su inocencia.

La hidroclorotiazida, sustancia detectada, es un diurético usado habitualmente en tratamientos de salud, pero está vetado en el deporte porque puede enmascarar la presencia de otros compuestos. Solo puede utilizarse con una autorización de uso terapéutico (TUE) válida, algo que el tenista no tenía al momento del control.

La ITIA seguirá investigando el caso, revisando la muestra B y los productos que el jugador consumió antes del torneo. Si se demuestra que no hubo intención de dopaje, Bagnis podría recibir una sanción reducida o ser absuelto. De lo contrario, enfrentaría una suspensión de varios meses o incluso años, un golpe duro para un deportista de 35 años que buscaba recuperar terreno en el circuito profesional.

En el ambiente del tenis argentino —y particularmente en provincias como Salta, donde el deporte crece con fuerza— el caso generó preocupación y debate. Entrenadores y dirigentes destacan la necesidad de reforzar la educación antidopaje, recordando que incluso suplementos o medicamentos comunes pueden derivar en resultados positivos.

Por ahora, Bagnis permanece alejado de las canchas, centrado en su defensa y en esclarecer lo ocurrido. Su caso será seguido de cerca no solo por el circuito internacional, sino también por los aficionados del tenis argentino, que esperan una resolución justa para uno de los jugadores más experimentados del país.


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