A pocos días de que se celebren las elecciones legislativas, el dólar volvió a encender todas las alarmas. El tipo de cambio mayorista cerró este martes a $1.490,50, su valor más alto hasta ahora y a sólo 57 centavos del límite superior de la banda cambiaria. Para contener la escalada, el Banco Central intervino en el mercado y vendió USD 45,5 millones.
La presión cambiaria se sintió en todos los frentes. En el Banco Nación, el dólar minorista subió a $1.515, mientras que el blue se disparó hasta los $1.545. En tanto, las cotizaciones financieras volvieron a marcar cifras récord: el dólar MEP alcanzó los $1.582 y el contado con liquidación, $1.601.
La jornada estuvo marcada por un volumen de negocios inusualmente alto en el segmento mayorista: se operaron más de USD 718 millones, con una fuerte presencia del sector público. Todo indica que el BCRA salió a vender en el techo de la banda para evitar que el tipo de cambio supere el rango preestablecido.
Las reservas internacionales también sufrieron un golpe. Cayeron en USD 776 millones en un solo día, quedando en USD 40.539 millones. La baja se explicó por ventas directas, pagos a organismos internacionales y una fuerte caída en la cotización del oro, que afectó el valor de los activos del Central.
Con este panorama, el mercado se muestra cada vez más nervioso. A diferencia de otras elecciones, esta vez predomina una dolarización progresiva y constante, sin corridas abruptas pero con una demanda firme que no cede.
En Salta, como en gran parte del interior, esta volatilidad se traslada rápidamente a los precios. Comerciantes y consumidores viven el impacto en tiempo real: productos que suben cada semana, demoras en la reposición y un clima general de incertidumbre que paraliza decisiones.
Los analistas coinciden en que el esquema de bandas cambiarias está llegando a su límite. La sostenibilidad de este sistema se pone en duda, especialmente si continúa el drenaje de reservas y no hay señales políticas claras tras las elecciones.
El resultado del domingo podría marcar un punto de inflexión. De una performance oficialista positiva dependerá que el Gobierno recupere margen de maniobra para encarar reformas o renegociaciones clave. De lo contrario, el lunes podría iniciarse una etapa de mayor presión financiera y ajustes urgentes.
Mientras tanto, en el norte argentino el dólar vuelve a ser tema de conversación cotidiana. En una provincia donde buena parte de la actividad económica está dolarizada de hecho —como el comercio, el agro o el turismo—, cualquier salto en el tipo de cambio pega directo en el bolsillo.
La cuenta regresiva hacia las elecciones está marcada por la volatilidad. Y el dólar, una vez más, se convierte en el termómetro más sensible de una economía que camina al filo de la desconfianza.