El anuncio del nuevo Acuerdo Marco (AM) entre Argentina y Estados Unidos plantea un semáforo respecto de qué sectores pueden ser competitivos, cuáles se superponen con las exprotaciones de ese país y qué carriles de oportunidades reales abre para la producción argentina.
Un análisis de las exportaciones e importaciones de mercancías entre 2021 y 2024 realizado por la consultora Qaly muestra que casi la mitad de las ventas externas argentinas, un 47% puntualmente, se superponen con productos donde EE.UU. es exportador neto, lo que implica una competencia directa en los mercados globales.
Sin embargo, esa competencia no se da en el mercado norteamericano. Apenas el 1,7% de esas exportaciones argentinas que compiten con EE.UU. tienen como destino a Estados Unidos, lo que confirma que el choque ocurre principalmente en terceros países.
Cuando se observa la categoría específica de "competencia" —productos en los que ambos países son exportadores netos— surge una brecha aún más marcada:
Para Argentina, estos bienes representan el 41% de sus ventas totales.
Para Estados Unidos, solo el 1,3% de sus importaciones corresponde a estos mismos productos.
Este escenario plantea entonces un desbalance ya que Argentina compite con la mayor economía del mundo en casi la mitad de sus exportaciones, mientras que para Estados Unidos la presencia argentina en sus mercados es marginal.
Los productos que chocan con Estados Unidos
Los principales rubros donde se detecta superposición corresponden a los grandes complejos agroindustriales, especialmente: derivados de soja: harinas proteicas, pellets y aceites y maíz y trigo, dos cultivos de fuerte presencia en ambos países.
A estos se suman otros productos relevantes para la economía argentina como carne bovina congelada, oro y metales semipreciosos, maní, leche y nata concentradas y sorgo en grano.
El econoista Horacio Roura señaló a BAE Negocios que "lo primero que habría que hay que mirar es la diferencia de tamaño entre las economías. La de ellos es muchísimo más grande y diversificada. Eso condiciona todo lo demás."
Según el economista, una parte relevante de los productos que Argentina exporta al mundo también son exportados por Estados Unidos. En un escenario de reducción arancelaria bilateral, ambos países podrían abrir mercados hasta ahora poco explorados, pero en condiciones muy distintas.
"Si se bajan las barreras de acceso, aparecen oportunidades, pero también aparece la competencia directa. La lógica dice que el comercio se vuelve más fluido, más competitivo y con menos barreras, pero también jugás frente a un mercado que coloca productos de altísima calidad y a precios muy competitivos."
Roura marrcó de todos modos, que en algunos sectores sensibles aparece incluso una ventana de oportunidad: "Estados Unidos tiene problemas internos con la carne, y por aranceles terminó comprando mayor volumen a países como el nuestro. Pero también hay riesgos: Trump podría usar estos instrumentos para controlar precios internos y eso puede jugar en contra."
La relación con Trump
Roura advirtió que la política comercial del expresidente Donald Trump no opera con el tradicional "ajuste fino" producto por producto, sino que se basa en subas de aranceles por país. "Estados Unidos subió más aranceles por países que por productos.
En esa lógica, Argentina quedó relativamente bien posicionada frente a China, Europa o Canadá. Eso es una ventaja."
Si el apoyo financiero y político de Washington se encuentra condicionado a evitar medidas que afecten a los intereses comerciales estadounidenses, podría limitarse la capacidad de Argentina para expandir su oferta exportadora en mercados donde compite con empresas norteamericanas.
Eso quedó claro con las protestas de los productores agrícolas de Estados Unidos que ya manifestaron preocupación por una eventual competencia "distorsiva" desde el Cono Sur, una señal de alerta frente a futuras negociaciones.