Hay clásicos que nunca fallan en cualquier picada, reunión o incluso como snack para llevar a la oficina, los grisines son ese comodín que siempre viene bien. Y la versión casera con queso parmesano y un toque de orégano, elevarán cualquier plan.
Ingredientes para la receta de 4 porciones de grisines
2 tazas de harina de trigo (puede ser 000 o 0000)
1 taza de queso parmesano rallado
1 cucharadita de orégano seco
½ cucharadita de sal
¼ cucharadita de ajo en polvo (opcional, pero le da un toque especial)
½ taza de agua
¼ taza de aceite de oliva
1 huevo (para pincelar)
El paso a paso para hacer los grisines de queso con pocos ingredientes
En un bowl grande, colocá la harina, el queso rallado, el orégano, la sal y el ajo en polvo. Mezclá con cuchara o con las manos para que se integren bien los secos.
Agregá luego el agua y el aceite de oliva. Uní todo hasta formar una masa suave y algo firme. Si está muy seca, podés agregar unas gotitas más de agua. Si está muy pegajosa, un poquito más de harina.
Pasá la masa a la mesada y amasá durante unos 5 minutos. El objetivo es que quede elástica, lisa y fácil de manejar. No hace falta que sea perfecta, pero sí que no se pegue en las manos ni en la superficie.
Dividí la masa en pequeñas porciones y con las palmas de las manos formá tiras finitas, de unos 20 a 25 cm de largo. Si te gustan más gruesos o más finos, podés jugar con el tamaño.
Colocalos en una fuente o placa para horno con papel manteca o directamente enmantecada.
Batí un huevo y pincelá la superficie de los grisines. Esto les va a dar ese color dorado tan tentador. Llevá al horno precalentado a 180°C y cociná durante 12 a 15 minutos, o hasta que estén dorados y crujientes.
Una vez listos, retiralos del horno y dejalos enfriar sobre una rejilla. Este paso ayuda a que queden bien crocantes. Servilos solos, con dips, con queso crema, hummus, o lo que se te ocurra.