La tortilla de papa es uno de esos platos clásicos que parecen simples, pero que esconden un truco esencial: el momento de darla vuelta. Más de uno ha vivido el desastre de ver cómo la preparación se rompe, se pega o pierde forma justo cuando parecía lista. Pero hay un paso clave que puede evitar todo eso y lograr una tortilla firme, dorada y perfecta.
El secreto está en dejar que la base de la tortilla se cocine bien antes de intentar girarla. Aunque la tentación de apurar el proceso es grande, lo ideal es cocinarla a fuego medio durante al menos 6 a 8 minutos, dependiendo del grosor. El objetivo es que los bordes comiencen a despegarse del sartén y la base quede bien dorada y firme.
Otro punto fundamental es usar una sartén antiadherente en buen estado y aceitarla bien antes de volcar la mezcla. Unas gotas de aceite repartidas con papel de cocina o una pincelada de manteca pueden hacer toda la diferencia. Si notás que al mover el sartén la tortilla se despega fácilmente, estás listo para el paso siguiente.
Para darla vuelta sin miedo, apoyá un plato llano (más grande que el diámetro del sartén) sobre la tortilla, sostenelo firmemente con una mano y, con un movimiento rápido, girá el sartén con la otra. Una vez que la tortilla esté sobre el plato, deslizala suavemente de nuevo al sartén para que se cocine del otro lado.
Dejar reposar la mezcla unos minutos antes de cocinar también ayuda a que el huevo se adhiera mejor a la papa y todo mantenga más estructura. Con estos tips simples, podés lograr una tortilla de papa impecable, sin dramas y lista para lucirse en la mesa.
