Falta cada vez menos para Año Nuevo y muchas personas ya empiezan a pensar qué cocinar para compartir en familia o con amigos, buscando opciones que salgan de lo clásico, pero que no se vayan de presupuesto. En ese plan, las recetas con cerdo ganan terreno por su sabor, su versatilidad y porque permiten armar platos abundantes sin gastar de más.
Esta propuesta en particular se volvió tendencia porque combina una textura bien tierna con un corte de carne rendidor y accesible, ideal para mesas numerosas. Además, no requiere técnicas complicadas ni ingredientes difíciles de conseguir, lo que la convierte en una alternativa práctica y distinta para sorprender en la cena de fin de año sin pasar horas en la cocina.
¿Qué receta rendidora y accesible promete convertirse en la gran protagonista de la mesa de Año Nuevo?
El codillo de cerdo es un corte que se obtiene de la parte baja de las patas del animal, en el sector que va desde la articulación hasta el pie. Es una pieza muy apreciada por su sabor intenso y su jugosidad, ya que contiene una alta proporción de colágeno que, con una cocción prolongada, se transforma en una textura suave y bien melosa. Según la región, también puede encontrarse bajo otros nombres, como pierna baja o jamón de pierna.
Desde el punto de vista nutricional, se destaca por su aporte de proteínas de buena calidad, fundamentales para el mantenimiento y la recuperación de los tejidos del cuerpo. Además, su contenido de colágeno resulta beneficioso para las articulaciones y la piel, ya que ayuda a mantener la elasticidad y contribuye a retrasar los signos del paso del tiempo.
Este corte también posee una cantidad moderada de grasa, especialmente cuando se cocina con la piel, lo que realza su sabor y le da esa característica jugosidad tan buscada. A su vez, aporta minerales como hierro y zinc, claves para la producción de glóbulos rojos y el buen funcionamiento del sistema inmunológico.
Por su composición, el codillo es ideal para preparaciones largas y a fuego lento, que permiten que la carne se ablande y libere todo su potencial. Suele cocinarse al horno, braseado con cerveza o caldos, y también puede adaptarse a la parrilla, logrando siempre un plato sabroso y bien rendidor.
