En una comunicación diplomática reciente, Irán reiteró su respaldo al régimen de Nicolás Maduro, en un contexto marcado por acusaciones de narcotráfico, amenazas militares de Estados Unidos y conflictos por el equilibrio de poder en América Latina.
El canciller venezolano, Yván Gil, conversó con su par iraní, Seyed Abbas Araghchi, quien ratificó un “firme apoyo” al gobierno de Maduro. Según lo expresado por Araghchi, las acciones de Estados Unidos contra Venezuela forman parte de una “narrativa imperialista” y de “agresiones encubiertas” que apuntan a debilitar la soberanía del país sudamericano. Para el diplomático iraní, los medios dominantes amplifican “mentiras” que buscan justificar intervenciones externas.
Durante el diálogo, el representante de Teherán también destacó la cooperación con Caracas en organismos internacionales. Mencionó, en particular, el “Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de las Naciones Unidas”, como una plataforma clave para enfrentar lo que consideró prácticas ilegítimas realizadas en nombre del intervencionismo estadounidense.
Estados Unidos intensifica su presión sobre zonas como el Caribe y América del Sur, en el marco de una política exterior que aborda la seguridad hemisférica bajo la sombra de supuestas amenazas de narcoterrorismo.
Otro aspecto clave de esta trama diplomática tiene que ver con la forma en que Irán interpreta —y aprovecha— el discurso sobre la Carta de la ONU, señalando que cualquier acción que implique fuerza contra un Estado soberano viola el espíritu de la organización internacional. La apelación al derecho internacional, desde esta lógica, se transforma en una herramienta de respaldo político ante acusaciones de estar fortaleciéndose un régimen acusado por Washington de favorecer organizaciones criminales.
El canciller Gil no se quedó atrás. Desde su ángulo político, resaltó que “la unidad de los pueblos libres y soberanos siempre prevalecerá sobre las amenazas del imperialismo”. Una frase que, en el contexto salteño, podría resonar como un guiño familiar a quienes valoran expresiones de independencia regional frente a potencias centrales.
Este episodio diplomático también trae a colación otros elementos actuales: el 21 de agosto, según comunicó la cancillería de Irán, ese país declaró que las amenazas estadounidenses al régimen chavista representan un peligro para la paz y la estabilidad del Caribe. En dicha declaración, Teherán acusó a Washington de adoptar una “política intervencionista” que, a su juicio, quebranta el Artículo 2, párrafo 4, de la Carta de Naciones Unidas —norma que prohíbe el uso de la fuerza contra estados soberanos.
Venezuela e Irán encuentran más que un vínculo diplomático: es una comunión política marcada por una narrativa compartida sobre soberanía, resistencia al “imperialismo” y una interpretación conjunta del derecho internacional.
En un contexto donde pareciera que el poder se mide en términos de presión y bloqueos, la reafirmación mutua de Irán y Venezuela articula una escena de confrontación que, aunque distante, impacta en el imaginario regional.