El universo de la moda despide a una de sus figuras más influyentes. Giorgio Armani, el diseñador italiano que revolucionó la elegancia contemporánea y se convirtió en sinónimo de estilo, murió este jueves en Milán a los 91 años.
El creador de la firma que lleva su nombre falleció en su casa de la Via Borgonuovo, acompañado por su familia y por Leo Dell'Orco, su compañero de vida durante las últimas dos décadas. Según comunicó el Grupo Armani, el diseñador murió tranquilamente, después de haber atravesado en las últimas semanas un cuadro de infección pulmonar que lo obligó a estar internado y luego a guardar reposo en su hogar.
La noticia generó un profundo impacto en Italia y en el mundo. El comunicado oficial de la compañía subrayó que Armani “trabajó hasta sus últimos días, dedicado a la empresa, a las colecciones y a los proyectos en curso”, reafirmando su carácter incansable y su pasión por la moda, que sostuvo sin pausa durante más de medio siglo.
Conocido como “el rey Giorgio”, Armani fue mucho más que un diseñador: creó un lenguaje estético que rompió moldes y redefinió el concepto de elegancia. En los años 70 y 80, liberó al traje masculino de las rigideces de la época y lo transformó en un símbolo de sofisticación despojada. Supo vestir a estrellas de Hollywood, a grandes personalidades de la política y a generaciones de mujeres y hombres que encontraron en sus diseños la combinación perfecta entre comodidad y distinción.
La mujer fue siempre el centro de su inspiración. Con su visión, Armani apostó por la libertad femenina en la moda y construyó siluetas que acompañaban, en lugar de limitar. Su estilo, caracterizado por líneas puras, colores sobrios y una elegancia atemporal, se convirtió en marca registrada en las pasarelas internacionales y en las alfombras rojas más prestigiosas.
Durante su trayectoria, Armani también expandió su universo creativo hacia el cine, donde vistió a figuras inolvidables en producciones icónicas. Además, convirtió su nombre en un imperio que abarcó desde la alta costura hasta el prêt-à-porter, el perfume, la decoración y hasta la hotelería de lujo.
Nacido en Piacenza en 1934, Armani comenzó su carrera como escaparatista antes de lanzarse al diseño. Con una visión clara y un talento singular, fundó su casa en 1975 y, a partir de entonces, transformó la manera en que el mundo entendía la moda italiana. A lo largo de las décadas, se mantuvo fiel a una premisa que lo distinguió: la búsqueda constante de la perfección y la sencillez refinada.
Su partida deja un vacío difícil de llenar en la moda global. Para Italia, significa la pérdida de uno de sus íconos culturales más representativos, un embajador del “Made in Italy” que elevó la elegancia nacional a un reconocimiento planetario. Para el mundo, Armani será recordado como un creador eterno, un maestro del estilo que supo unir la tradición con la modernidad y que, hasta sus últimos días, mantuvo viva la pasión por su oficio.
Con su muerte, se cierra un capítulo en la historia de la moda, pero queda el legado inmenso de un hombre que convirtió la ropa en arte y la elegancia en un sello universal.
