La capital de Ucrania sufrió un ataque aéreo masivo por parte de Rusia, que combinó el lanzamiento de 500 drones y 40 misiles, provocando al menos cuatro muertos y decenas de heridos. Entre las víctimas confirmadas se encuentra una niña de 12 años, según informó el jefe de la administración militar de Kiev, Timur Tkachenko.
El bombardeo se extendió por más de 12 horas, convirtiéndose en uno de los más prolongados desde que comenzó el conflicto. Las autoridades locales describieron la ofensiva como un ataque deliberado contra zonas residenciales, que afectó tanto a edificios como a infraestructuras clave de la ciudad.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, calificó la acción como un “ataque terrorista selectivo contra ciudades comunes” y expresó sus condolencias a las familias de las víctimas. En su comunicado, Zelenski también remarcó que “llegó el momento de tomar medidas decisivas” y destacó que Ucrania cuenta con respaldo internacional, incluyendo Estados Unidos, Europa, el G7 y el G20, para una respuesta contundente.
El ataque generó alarma en la población civil y provocó interrupciones en los servicios urbanos, mientras las fuerzas de defensa aérea intentaban neutralizar parte de la ofensiva. El impacto de la ofensiva resalta la intensidad del conflicto en su décimo año, con consecuencias directas sobre la población y la infraestructura de Kiev.
Las autoridades continúan evaluando los daños y realizando tareas de asistencia a los heridos, mientras el mundo observa con atención la escalada de violencia y el posicionamiento internacional frente a los recientes ataques.