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Trump y Putin negocian en Alaska: ¿se acerca el fin de la guerra en Ucrania?

El expresidente estadounidense y el líder ruso mantienen una cumbre en una base militar de Alaska, con la intención de avanzar hacia un posible tratado de paz.

Trump y Putin negocian en Alaska: ¿se acerca el fin de la guerra en Ucrania?

En un escenario que combina historia, estrategia militar y tensiones geopolíticas, Donald Trump y Vladimir Putin volvieron a encontrarse cara a cara. Esta vez, el lugar elegido fue la base militar de Elmendorf-Richardson, en Anchorage, Alaska, un punto simbólico cargado de significado: ese rincón helado del norte que Estados Unidos le compró a Rusia hace más de 150 años y que durante la Guerra Fría funcionó como un puesto clave frente a Moscú.

El objetivo declarado de la cumbre fue claro: avanzar hacia un posible acuerdo de paz que ponga fin a la guerra entre Rusia y Ucrania, un conflicto que lleva años devastando al este europeo y que tiene en vilo a la comunidad internacional. Sin embargo, detrás de los gestos diplomáticos, lo que se vio fue una reunión marcada por la asimetría de intereses y la ausencia de un actor central: Ucrania.

Esta es la primera vez que Trump y Putin se reúnen presencialmente desde que el republicano volvió a la Casa Blanca. Durante su primer mandato, ambos mantuvieron seis encuentros formales, siempre envueltos en controversias y especulaciones sobre la relación entre ambos. Pero esta vez, el contexto es distinto: Europa sigue sacudida por los efectos de la guerra, Estados Unidos atraviesa una crisis interna de polarización política y Rusia se siente en posición de ventaja en el conflicto bélico.

El propio Trump lo dejó entrever antes del encuentro, cuando declaró que su meta era “volver a sentar a Putin en la mesa” para detener el conflicto. El mandatario estadounidense llevó consigo al secretario de Estado Marco Rubio y al enviado especial Steve Witkoff, en una comitiva que refuerza la intención de mostrar fortaleza negociadora.

Putin, en cambio, llegó con una postura más calculadora. Para el líder ruso, esta cumbre representa una oportunidad para mejorar los vínculos con Washington, pero sin ceder terreno en Ucrania. Desde Moscú sostienen que el Kremlin está ganando la guerra y que no tiene razones para aceptar compromisos desfavorables.

Sin Zelenski, con polémica

Uno de los puntos que más ruido generó a nivel internacional fue la ausencia del presidente ucraniano Volodimir Zelenski. Kiev ha expresado reiteradamente su rechazo a cualquier negociación que se realice sin su participación directa. Sin embargo, Trump y Putin avanzaron con el encuentro, desatando preocupación entre los aliados europeos y miembros de la OTAN, que ven con recelo una posible redistribución territorial decidida a espaldas de Ucrania.

“Vamos a hablar de fronteras y territorios”, había anticipado Trump días antes en una entrevista radial. Si bien evitó usar la palabra “reparto”, dejó en claro que está dispuesto a impulsar un acuerdo que contemple cesiones territoriales por parte de Ucrania a cambio de una tregua. Ese planteo no cayó nada bien en Kiev, donde lo interpretan como una traición a su soberanía.

Putin, por su parte, mantiene sus exigencias intactas: reconocimiento internacional de Crimea como territorio ruso, legitimación de las anexiones en Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón, y la garantía de que Ucrania no ingresará nunca a la OTAN. Sin esos puntos en la mesa, el Kremlin no está dispuesto a firmar nada.

El expresidente estadounidense ha insistido en que su administración puede lograr lo que ni Biden ni los líderes europeos consiguieron: el fin del conflicto. Según su visión, un nuevo mapa territorial sería la clave para un acuerdo duradero. Pero esa idea choca de frente con la resistencia de Zelenski y de gran parte del pueblo ucraniano, que no está dispuesto a ceder ni un metro de su territorio.

“Vamos a intentar recuperar parte de ese territorio para Ucrania”, dijo Trump en una conferencia reciente, intentando mostrar un equilibrio en su postura. Sin embargo, la lectura que hacen en Europa es diferente: se teme que la iniciativa de Trump implique validar de facto la ocupación rusa en zonas clave del este ucraniano.

Para muchos analistas, la estrategia del republicano apunta a resolver el conflicto rápidamente, aunque eso signifique negociar sobre la base de las ganancias militares de Rusia. Un enfoque que favorece a Putin, quien se muestra firme, confiado y con poca voluntad de hacer concesiones importantes.

La reunión en Alaska no será la última. Trump ya adelantó que busca organizar una segunda cumbre, esta vez tripartita, con la participación de Zelenski. Asegura que ese próximo encuentro podría sellar el acuerdo de paz. Pero por ahora, esa posibilidad parece lejana. El mandatario ruso no ha dado señales de estar dispuesto a compartir mesa con el líder ucraniano, a quien considera un títere de Occidente.

Mientras tanto, en Bruselas y otras capitales europeas crece la preocupación por el rumbo de las negociaciones. La exclusión de Europa del proceso también genera malestar, ya que muchos países del viejo continente temen quedar al margen de decisiones que afectarán directamente su seguridad y estabilidad.

Impacto global y local

Lo que se defina en Alaska no quedará limitado al hemisferio norte. Las consecuencias de este conflicto también se sienten en Argentina. El encarecimiento de los granos, la suba del gas y el petróleo, y las tensiones en los mercados internacionales repercuten de forma directa en las economías regionales. La incertidumbre sobre el futuro de Ucrania sigue empujando los precios globales, lo que complica la planificación de productores y exportadores salteños.

Además, el conflicto ha afectado el comercio global de fertilizantes y granos, rubros clave para el agro. Una eventual paz traería alivio, aunque todo dependerá del tipo de acuerdo que se logre y del tiempo que demore en implementarse.

Por ahora, la cumbre entre Trump y Putin deja más interrogantes que certezas. Si bien ambos líderes coincidieron en que es necesario poner fin a la guerra, las condiciones para un acuerdo siguen siendo profundamente distintas. La ausencia de Ucrania en la mesa y la falta de consenso sobre los puntos clave hacen que el optimismo sea moderado.

La próxima semana será clave para ver si efectivamente se concreta un nuevo encuentro, esta vez con Zelenski, o si el proceso vuelve a estancarse. Mientras tanto, en Alaska, Trump y Putin dieron el primer paso de una negociación que podría cambiar el mapa político mundial. O terminar en una nueva escalada de tensiones.

 


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