Mientras el debate por la emergencia pediátrica divide al país y genera preocupación en el sistema de salud, el Hospital Garrahan sorprendió con un anuncio que busca llevar algo de alivio a su personal: desde septiembre, los profesionales de la salud recibirán un complemento mensual de $450.000, mientras que el personal administrativo cobrará $350.000. La medida fue presentada como resultado de una reorganización financiera interna que permitió redireccionar recursos hacia áreas prioritarias.
El anuncio se conoció pocos días después de que la Cámara de Diputados rechazara el veto presidencial a la Ley de Emergencia Pediátrica, que buscaba declarar en estado crítico a una parte del sistema sanitario. Aunque el Garrahan no está incluido de manera directa en esa ley, el contexto nacional le da al anuncio un peso simbólico importante.
Las autoridades del hospital señalaron que la institución no se encuentra en emergencia y que los aumentos son fruto de una “gestión transparente y eficiente”, enfocada en reducir gastos innecesarios para fortalecer la atención médica y mejorar los sueldos. Además, destacaron que la decisión se enmarca en un plan más amplio de inversión en infraestructura y tecnología, con foco en la valorización del capital humano.
Desde el Ministerio de Salud nacional también celebraron la medida y la presentaron como un ejemplo de que los recursos existen, pero deben ser mejor administrados. El ministro Mario Lugones reafirmó que “el dinero estaba, pero mal distribuido” y sostuvo que este tipo de acciones buscan revertir décadas de sueldos bajos en el sector.
La decisión no pasó desapercibida en las provincias, especialmente en lugares como Salta, donde la falta de pediatras y recursos médicos sigue siendo un drama cotidiano, sobre todo en el norte y en zonas rurales. Si bien el Garrahan funciona en Buenos Aires, es un hospital de referencia nacional, y muchos pacientes salteños —especialmente con patologías complejas— terminan siendo derivados allí.
Por eso, cualquier mejora en su funcionamiento es una noticia que repercute en todo el país. Pero también expone las diferencias profundas que existen entre la salud pública del AMBA y la de las provincias. En hospitales salteños como el Materno Infantil o el Papa Francisco, las condiciones laborales y salariales están muy lejos de lo que ahora percibirán los trabajadores del Garrahan.
Además del impacto económico, el comunicado del hospital incluyó críticas hacia “sectores que defienden sus propios privilegios”, lo que generó ruido entre algunos trabajadores y gremios. Sin embargo, las autoridades del centro sostienen que los cambios responden a una visión de largo plazo que busca consolidar liderazgo y garantizar estabilidad.
Con el conflicto por la emergencia pediátrica aún caliente, la decisión del Garrahan abre un nuevo capítulo en la discusión sobre cómo se asignan los fondos del Estado, qué hospitales reciben más apoyo y qué modelo de gestión es realmente sostenible. En Salta, donde la falta de respuestas concretas mantiene en alerta a trabajadores y pacientes, el anuncio genera tanto esperanza como interrogantes.
¿Es posible replicar este modelo de “eficiencia” en otras provincias? ¿O se trata de una excepción concentrada en una institución con peso político y simbólico propio? Lo cierto es que, por ahora, la brecha entre el centro y el interior sigue siendo profunda. Y mientras tanto, la salud infantil en gran parte del país continúa en estado crítico.