La discusión por la reforma laboral sumó un nuevo capítulo después de que la CGT volviera a marcar distancia del Gobierno nacional. Desde la central obrera señalaron que todavía no conocen el contenido concreto del proyecto que el Ejecutivo prometió enviar al Congreso y reclamaron que, antes de cambiar las reglas del trabajo, se encare una reducción general de impuestos.
El planteo fue encabezado por Jorge Sola, integrante del triunvirato que conduce la CGT, quien cuestionó la falta de diálogo formal y la ausencia de la llamada “letra chica”. Según explicó, el Gobierno avanzó con anuncios y trascendidos, pero sin entregar un texto real que permita discutir punto por punto los alcances de la reforma. Para el dirigente, ese vacío genera incertidumbre y alimenta versiones contradictorias sobre el verdadero rumbo de los cambios.
Sola remarcó que la prioridad debería ser la reforma tributaria. Afirmó que la presión fiscal se convirtió en el principal obstáculo para cualquier proyecto productivo, especialmente para pequeñas y medianas empresas. “Si alguien quiere abrir una pyme, antes de contratar personal ya está obligado a enfrentar una carga impositiva que puede alcanzar el 30% o 40% de sus ventas”, planteó. Mencionó impuestos nacionales como Ganancias y el débito bancario, además de tributos provinciales y municipales que, aseguró, desalientan la inversión.
El sindicalista insistió en que no hay forma de generar empleo genuino sin una estructura tributaria más equilibrada. Desde la CGT consideran que discutir únicamente la flexibilización laboral pasa por alto el problema de fondo: la falta de condiciones económicas para que las empresas crezcan y puedan incorporar personal de manera formal.
La Casa Rosada, por su parte, espera convocar en los próximos días al triunvirato integrado por Sola (Seguros), Cristian Jerónimo (Vidrio) y Octavio Argüello (Camioneros) para avanzar en una negociación previa al envío de la reforma al Congreso. Sin embargo, desde la central sindical advierten que el diálogo debe ser real y no un mero gesto político. “No nos están dando la posibilidad de aportar soluciones”, cuestionaron.
Otro punto crítico es que la CGT solo conoce lineamientos generales que, según Sola, se parecen al contenido del DNU 70/2023, declarado inconstitucional por la Justicia y rechazado por el sindicalismo. Para la central obrera, el Ejecutivo se movió entre trascendidos y desmentidas, sin brindar información consistente que permita a trabajadores y empleadores opinar sobre el diseño final del proyecto.
El Consejo de Mayo tampoco convence a la dirigencia gremial. Aunque allí participa Gerardo Martínez, referente histórico de la UOCRA, Sola aseguró que ese ámbito no ofrece un tratamiento profundo de los temas laborales, sino apenas propuestas generales que no alcanzan para una transformación de fondo.
En este clima de tensión, la reforma laboral promete convertirse en uno de los debates centrales de los próximos meses. Mientras el Gobierno busca mostrar señales de avance, la CGT insiste en que no apoyará ninguna modificación que no se discuta de manera abierta y que no venga acompañada por una reestructuración tributaria. Entre versiones cruzadas y reuniones en puerta, el tira y afloje recién empieza, y todo indica que la negociación será larga y compleja.