El horror se apoderó de la ciudad de Tartagal al mediodía de ayer, cuando sobre ruta 86, frente a una comunidad de originarios se detuvo un Fiat blanco, de cuyo interior salió un hombre armado con una pistola de gran calibre, quien sin mediar palabra y en un estado de excitación detuvo a un motociclista a quien le robó, a punta de pistola, su vehículo para emprender la fuga inmediatamente hacia el este sobre la misma ruta 86.
Inmediatamente la policía fue anoticiada del robo, pero al acercarse los vecinos al automóvil que se encontraba "regulando" en la banquina descubrieron a un hombre sin vida, totalmente ensangrentado. La policía corroboró el macabro hallazgo y en minutos el lugar se pobló de curiosos.
Versiones indicaron que la víctima fue identificada allí mismo, pero no trascendió su identidad oficialmente.
Luego, versiones de los vecinos indicaban que el fugitivo había realizado amenaza a varias personas con un arma de fuego, antes de abandonar el vehículo y que el mismo pedía o buscaba una camioneta. La policía investigaba el hecho cuando otra alarma al 911 daba cuenta de otro crimen sobre la misma ruta, 15 km hacia el este ya en calzada polvorosa.
Allí se encontraba una motocicleta de la misma características de la denunciada en el primer hecho y junto a ella una persona sin vida, en apariencia el asaltante y transportador del cuerpo hallado 15 km atrás.
Según los medios que siguieron los hechos el cuerpo del hombre tenía el rostro irreconocible por la sangre.
La policía desplegó un vasto operativo en la zona, cercana a la comunidad Lapacho 1, sobre la ruta nacional 86, cortándola en dos tramos de la misma, por dos hechos de sangre horrorosos.

El relato de los testigos, obtenidos por diversos medios indicaron la gravedad del asunto, a un nivel de violencia, persecución y muerte pocas veces visto, incluso en las películas.
Tras la presencia policial, los detalles del suceso se oscurecieron y se hicieron confusos. Los testigos no lograron identificar ni a la víctima ni al conductor que escapó, aunque los describieron joven y desesperado.

Las primeras versiones sugirieron que el trágico domingo pudo haber comenzado en el municipio de Mosconi, pero el silencio habló a través de los hechos a plena luz del día.
El hallazgo de una segunda persona ajusticiada, tras una persecución -al decir de testigos- mostraron que detrás de dos muertes violentas, hubo mucho más que el robo de una motocicleta.
La trama se ve compleja
Todos los medios y las versiones fueron contestes con la hipótesis que un crimen llevó al otro. Que la conexión huele a ajuste y a silencio. No hubo nada oficial, ni siquiera la identidad de los ajusticiados -si lo fueron, porque nadie lo confirmó-.
La muerte violenta tocó la puerta dos veces en Tartagal, y el origen de esas fatalidades quedó quizá sin un eslabón clave.
No se dijo nada al respecto, ni siquiera si se halló el arma con la que el fugitivo logró robar la moto para seguir huyendo, de alguien que fue implacable.
Cuatro disparos para silenciar al fugitivo
No es cine ni una historia de narcos, es la realidad del día a día en la frontera norte. Hasta el cierre de esta edición no hubo ninguna información oficial, todo fue trabajo periodístico de los diversos canales y blogs del norte de la provincia, que informaron incluso con testimonios indubitables las distintas escenas de un hecho con pocos antecedentes en toda la provincia.
En pocos minutos hubo el descarte de un cuerpo, un hombre desesperado en fuga que encañonó a un motociclista, le robó la moto a punta de pistola y huyó por la ruta 86 hacia el este; dejando un automóvil en marcha, con un cuerpo sin vida y ensangrentado en su interior.
La llegada de la policía, el corte de la ruta 86 y tras cartón la noticia de otro homicidio a solo 15 kilómetros. La Cruda NN, medio de Tartagal, consiguió un testimonio elocuente de dos mujeres de una misión de originarios. Las mismas describen el paso de dos motos, luego vehículos a alta velocidad y minutos después cuatro disparos.
Las mujeres aseguraron que fueron a ver qué pasó cuando pasaron las ambulancias. El hombre ya estaba silenciado, al lado de una motocicleta.
Fuente El Tribuno