En el barrio Caballito de San Ramón de la Nueva Orán, lo que empezó como una reunión familiar con unas copas de más terminó en tragedia. Un pibe de 19 años, Brian R., recibió un disparo en el abdomen durante un altercado alrededor de las 7:30 de la mañana del día de Navidad.
Según se supo, el grupo estaba compartiendo en la esquina de YPF y Natalio Roldán cuando aparecieron cuatro tipos, y uno de ellos sacó una escopeta y abrió fuego. Fuentes cercanas hablan de una rivalidad vieja entre bandos, algo que no es raro en estos barrios del norte salteño donde las cuentas pendientes a veces se saldan de la peor manera.
El agresor, un tal Elías P., se dio a la fuga con sus compañeros ni bien sonó el tiro, dejando atrás un caos que movilizó a toda la policía local. Los peritos de Criminalística rastrillaron la zona y levantaron pruebas clave, como una vaina de escopeta que podría ser decisiva.
El cuerpo del joven fue llevado a la morgue del CIF en Orán para la autopsia, mientras la Fiscalía Penal GAP de la ciudad ordenaba tomas de declaraciones, revisión de cámaras de seguridad y una búsqueda intensiva del sospechoso. En Salta, estos episodios de violencia armada en fiestas navideñas preocupan cada vez más, sobre todo en zonas como Orán donde el acceso a armas parece estar al alcance de cualquiera.
A kilómetros de allí, en la comunidad aborigen Vitiche de Tartagal, otro drama familiar explotó con fatalidad. Un hombre de 37 años, que tenía orden de exclusión del hogar, irrumpió en la casa de su hermana en estado de ebriedad y con un cuchillo en mano, listo para agredirla. El padrastro, en un intento de defenderla, agarró una escopeta y le pegó un tiro que lo mató en el acto. Fue por la mañana del mismo 25, en un rincón oeste de la ciudad donde las comunidades originarias lidian con problemas sociales profundos, agravados por el alcohol y las tensiones internas.
La policía de Salta, junto con Investigaciones y Bomberos, se hizo presente en la vivienda para las primeras pericias, mientras el cuerpo quedaba en el lugar hasta que la fiscalía diera el visto bueno para moverlo. Hasta ahora, no se filtraron los nombres oficiales de los involucrados, pero el hecho sacude a Tartagal, una ciudad que ya carga con su cuota de inseguridad en fechas como Navidad y Año Nuevo. Estos homicidios en Salta resaltan la necesidad de controles más estrictos sobre armas de fuego en la provincia, especialmente en áreas rurales y barrios periféricos.
No fue solo muerte lo que dejó esta Navidad trágica: en otro incidente separado, una nena resultó herida por un proyectil perdido, probablemente de alguna celebración descontrolada con tiros al aire, una costumbre peligrosa que persiste en muchas partes de Argentina. Aunque los detalles son escasos, el caso suma al panorama sombrío de violencia que opacó las fiestas en el norte salteño, donde familias enteras esperaban paz y terminaron con luto.
Las autoridades provinciales, desde la Justicia hasta la Policía, están en alerta máxima para esclarecer estos hechos y evitar que se repitan en vísperas de Año Nuevo. En una región como Salta, con su diversidad cultural y desafíos socioeconómicos, estos episodios de homicidios en Navidad invitan a reflexionar sobre cómo las tradiciones festivas pueden derivar en tragedias si no se manejan con responsabilidad. La comunidad espera respuestas rápidas para que el cierre del año no traiga más dolor.