Este domingo, un grupo de afiliados del Partido Justicialista (PJ) de Salta se congregó frente a la histórica sede del partido, ubicada en la calle Zuviría, en un acto de protesta simbólico pero cargado de significado.
El objetivo fue claro: visibilizar el profundo rechazo a la intervención impuesta por el Consejo Nacional del PJ, liderado por Cristina Fernández de Kirchner, que mantiene a la conducción local bajo control externo desde marzo de este año.
La manifestación se enmarca en un clima de creciente malestar entre los peronistas salteños, exacerbado por los pobres resultados obtenidos por el Frente Justicialista Salteño en las elecciones provinciales del pasado 11 de mayo, donde apenas alcanzó el 6,57% de los votos, sin lograr bancas en la Cámara de Diputados ni en los concejos deliberantes. Este resultado, calificado por el gobernador Gustavo Sáenz como “la peor elección del justicialismo en la historia”, ha intensificado las críticas hacia la intervención y sus responsables, los interventores Sergio Berni y María Luz Alonso.
Durante la semana, el descontento también resonó en la Cámara de Diputados de Salta. En la sesión ordinaria, legisladores como Luis Mendaña, representante de La Caldera, no ocultaron su frustración. Mendaña fue contundente al proponer “tomar el PJ” para devolverlo a sus afiliados, acusando a los interventores de haber “entrado por la ventana” y de malgastar recursos en una campaña electoral fallida. “El PJ es de sus afiliados, no de un par de bandidos”, exclamó, reflejando el sentir de una facción que ve la intervención como una imposición centralista desde Buenos Aires.
Los manifestantes, respaldados por congresales, dirigentes y militantes, exigen dos medidas concretas: la restitución de la autonomía institucional del PJ salteño y la convocatoria urgente a elecciones internas para elegir autoridades locales con legitimidad. Consideran que la intervención, justificada por el Consejo Nacional debido al apoyo de algunos legisladores salteños a leyes del gobierno de Javier Milei, carece de fundamentos institucionales y responde a intereses políticos del kirchnerismo.
El acto en la sede de Zuviría, que tuvo lugar apenas un día antes del Congreso Nacional del PJ programado para el 20 de mayo, buscó enviar un mensaje claro: el peronismo salteño no aceptará imposiciones externas y está dispuesto a luchar por recuperar su identidad federal. La intervención, lejos de unificar, ha profundizado las divisiones internas, dejando al PJ local en una crisis que pone en juego su relevancia en el escenario político provincial.
Mientras tanto, la dirigencia alineada con Sáenz, como la diputada provincial Laura Cartuccia, insiste en que la medida de Cristina Fernández busca “controlar” el peronismo de cara a futuros comicios, en lugar de construir consensos. Por su parte, el sector kirchnerista, representado por figuras como el diputado nacional Emiliano Estrada, defiende la intervención como un intento de “enderezar lo que se torció”, criticando a los legisladores que, habiendo sido electos por Unión por la Patria, apoyaron al oficialismo nacional.
La protesta en Salta no solo refleja una lucha por la autonomía partidaria, sino también un capítulo más en la compleja relación entre el peronismo federal y el kirchnerismo, en un año electoral que promete seguir agitando las aguas del PJ a nivel nacional.