El contundente triunfo de La Libertad Avanza en las elecciones legislativas reconfiguró el mapa político. Con casi 41% de los votos, el oficialismo amplió su bancada, aunque sin alcanzar mayoría propia. Desde el búnker del Hotel Libertador, el presidente Javier Milei habló de "un punto bisagra" y prometió "afianzar el camino reformista" durante los próximos dos años.
El tono del discurso llamó la atención tanto en el ámbito político como en el financiero. Por primera vez desde su llegada al poder, Milei habló de "diálogo con la oposición" y de la necesidad de “construir la Argentina grande”.
Reacción inmediata de los mercados
Para Gustavo Araujo, Head of Research de Criteria, el resultado "fue interpretado como una señal de estabilidad política y apoyo al programa económico". Según explicó, los mercados respondieron con "una fuerte mejora de los activos locales, caída de spreads soberanos y suba del equity, liderada por el sector bancario".
En la misma línea, Eric Ritondale, economista jefe de PUENTE, señaló que tras el fuerte respaldo electoral y la reacción positiva de los activos, la próxima etapa dependerá de la capacidad del Gobierno para combinar "pragmatismo político, consistencia macroeconómica y reformas estructurales e institucionales". "Si ese equilibrio se consolida, Argentina podría estar ingresando en una nueva fase de normalización financiera y recuperación de la actividad económica", evaluó.
Araujo añadió que la elección "dejó un resultado sorpresivo, ya que el oficialismo obtuvo un triunfo rotundo con una participación históricamente baja: uno de cada tres argentinos no votó".
Expectativas de reformas y gobernabilidad
El especialista de Criteria destacó que el discurso presidencial, "más moderado y abierto al diálogo", reforzó el clima de optimismo entre los inversores. "Hacia adelante, el foco estará en tres frentes: el sistema cambiario —con una esperada acumulación de reservas—, la reorganización del gabinete y los avances en las reformas estructurales", señaló.
Araujo advirtió, sin embargo, que el desafío del Gobierno será "capitalizar el momento electoral sin perder credibilidad". Si el oficialismo logra traducir la victoria en "gobernabilidad efectiva", el rebote financiero podría transformarse en una recuperación sostenida de la confianza.