Una pintura desaparecida desde 1946 y robada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial fue hallada en una casa en Buenos Aires, donde permaneció colgada durante años en el living de una de las hijas de un exfuncionario del Tercer Reich refugiado en Argentina. Se trata de Retrato de una dama, del artista italiano Giuseppe Ghislandi, parte del valioso patrimonio saqueado a la familia del coleccionista judío Jacques Goudstikker en los Países Bajos.
La obra fue identificada por investigadores europeos luego de que salieran a la luz fotos del interior de la vivienda publicadas en un portal inmobiliario, ya que la propiedad había sido puesta en venta. Las imágenes mostraban claramente el cuadro colgado en una de las paredes, lo que despertó el interés de expertos en patrimonio robado por los nazis.
La pieza había sido adquirida en forma ilícita por Friedrich Kadgien, un miembro de las SS y colaborador cercano de Hermann Göring, uno de los máximos jerarcas del nazismo. Tras la caída del régimen, Kadgien huyó de Europa, se instaló en Argentina y murió en Buenos Aires en 1978. Según documentos de la época, había acumulado obras de arte y joyas obtenidas mediante extorsiones en Ámsterdam.
Retrato de una dama integraba la colección personal de Jacques Goudstikker, un reconocido galerista judío que falleció en 1940 mientras huía de la persecución nazi. Su galería, una de las más importantes de Europa, contaba con más de 1.100 piezas de valor incalculable. Muchas de ellas terminaron en manos de jerarcas nazis. En 2006, sus herederos lograron recuperar más de 200 obras, pero todavía hay decenas de piezas perdidas.
El reciente hallazgo fue confirmado por la Agencia neerlandesa del Patrimonio Cultural, que indicó que las dimensiones y detalles de la obra coinciden con sus archivos históricos. La autenticidad del cuadro está casi confirmada, y se espera que un análisis del reverso, donde podrían encontrarse marcas originales, permita cerrarlo por completo.
La familia Goudstikker ya presentó el reclamo formal para recuperar la obra. Marei von Saher, nuera del comerciante y principal impulsora de esta búsqueda, aseguró que su objetivo sigue siendo el mismo: devolver cada pieza robada al legado de su suegro y restaurar su memoria.
Este caso no solo reabre el debate sobre el arte saqueado por los nazis, sino también sobre la presencia de criminales de guerra en Argentina. Como Kadgien, muchos jerarcas del Tercer Reich encontraron refugio en el país durante la posguerra, donde lograron instalarse con identidades nuevas y vivir sin rendir cuentas por su pasado.
Además, se investiga otra pintura posiblemente robada que también estaría en poder de la familia Kadgien. Se trata de un bodegón floral del artista neerlandés Abraham Mignon, cuyo origen está siendo analizado por especialistas.
La restitución del patrimonio robado sigue siendo una deuda pendiente con la historia y con las víctimas del nazismo. La aparición de obras como esta permite visibilizar no solo los crímenes cometidos, sino también el largo camino que aún queda por recorrer para hacer justicia. Desde Argentina, este hallazgo vuelve a poner en primer plano un capítulo que, aunque lejano en el tiempo, sigue vivo en sus consecuencias.