Alejandra “Locomotora” Oliveras, exboxeadora múltiple campeona mundial y convencional constituyente por Santa Fe, enfrenta un cuadro delicado tras sufrir un ACV isquémico el lunes 14 de julio. Actualmente mantiene un estado “clínicamente estable” pero bajo pronóstico reservado, según el último parte médico confirmado este sábado 19 de julio.
Fue sometida el miércoles a una craniectomía descompresiva en el Hospital José María Cullen de Santa Fe, luego de que una tomografía detectara un aumento del edema cerebral tras la obstrucción de una arteria. La cirugía permitió liberar presión intracraneal, una maniobra de última instancia para evitar daños irreversibles.
Internada en la Unidad de Terapia Intensiva, Oliveras permanece sedada, con asistencia respiratoria y monitoreo neurológico permanente. El equipo médico está compuesto por profesionales de terapia intensiva, neurología y neurocirugía, quienes realizan estudios constantes para evaluar su evolución.
El director del hospital, Dr. Bruno Moroni, señaló que su estabilidad clínica indica que todos los parámetros vitales están controlados, aunque remarcó que el pronóstico sigue siendo reservado y requiere vigilancia constante.
¿Por qué se realizó la cirugía de urgencia?
La intervención fue necesaria al detectarse hipertensión intracraneal que amenazaba zonas vitales del cerebro y el tronco encefálico. Según el neurocirujano José Carlos del Sastre, la hinchazón extrema podría haber provocado un paro cardiorrespiratorio, por lo que retiraron parte del cráneo y realizaron una duroplastia.
Este tipo de intervención se define en apenas horas, y tras la operación la paciente fue inducida a coma farmacológico para minimizar el metabolismo cerebral y proteger el tejido afectado.
¿Cómo se originó el ACV?
El ACV isquémico fue resultado de una obstrucción arterial detectada en una tomografía luego de que Oliveras ingresara desorientada y con parálisis en el lado izquierdo del cuerpo. El neurocirujano Mussachio explicó que ya había signos de infartos en la zona derecha del cerebro al momento del ingreso, lo que impidió la intervención inmediata sobre la arteria.
Con 47 años, en buena forma física y sin antecedentes de salud importantes previos al episodio, se espera que su fortaleza y juventud jueguen a favor en la recuperación. Sin embargo, los médicos mantienen cautela: la real evolución neurológica recién podrá evaluarse una vez que se reduzca la sedación, algo que podría ocurrir entre 48 y 72 horas después de la cirugía.