Con apenas 12 años, el argentino Faustino Oro volvió a poner al país en lo más alto del ajedrez mundial. El pequeño prodigio, nacido en Buenos Aires pero seguido con orgullo en cada rincón de la Argentina, se despidió de la XI Copa del Mundo de Ajedrez FIDE 2025 tras una actuación que combinó talento, serenidad y una madurez sorprendente para su edad.
La eliminación llegó en la segunda ronda, frente al gran maestro indio Vidit Santosh Gujrathi, actual número 27 del ranking mundial. El duelo, que se extendió durante tres días en el lujoso Centro de Convenciones del hotel Resort Río de Goa, mantuvo el suspenso hasta el último movimiento. Fueron cuatro partidas intensas y más de siete horas de juego, con tres empates consecutivos antes del desempate rápido. En esa instancia, Oro logró tablas en la primera partida, pero un mínimo error en la segunda definió la clasificación del experimentado rival.
Lejos de ser una derrota amarga, su actuación fue celebrada como un hito. Faustino finalizó el torneo con una performance de 2681 puntos de Elo, sumando 26 unidades a su ranking internacional. Su juego equilibrado, su temple bajo presión y su visión táctica despertaron elogios en todo el circuito. Para muchos, el joven maestro internacional ya se perfila como el futuro gran referente del ajedrez argentino.
El caso de Oro impacta no solo por su talento, sino por lo que representa. A su edad, pocos jugadores en el mundo logran competir de igual a igual contra grandes maestros consagrados. Su estilo calmo, su lectura estratégica y su capacidad para mantener la concentración durante horas lo distinguen como un jugador fuera de serie.
Desde Salta y otras provincias del norte, donde el ajedrez crece en popularidad, su ejemplo se siente como una inspiración. Profesores y jóvenes jugadores locales ven en Faustino una muestra de que el esfuerzo y la pasión pueden abrir puertas incluso en los escenarios más competitivos. “Ver a un chico argentino enfrentarse a los mejores del mundo es una motivación enorme para todos los que amamos este deporte”, comentan en los clubes salteños, donde su nombre ya se escucha con admiración.
De regreso en el país, el joven maestro no tendrá descanso. El 15 y 16 de noviembre jugará un match de seis partidas semirrápidas ante el campeón argentino Sandro Mareco en Bahía Blanca, bajo la organización de Elisa Maggiolo. Luego, entre el 25 de noviembre y el 5 de diciembre, participará en la final del Campeonato Argentino Superior, donde medirá fuerzas con los mejores del país.
El futuro de Faustino Oro parece trazado con la precisión de sus movimientos sobre el tablero. En un país que celebra a sus grandes talentos, su figura emerge como un símbolo de disciplina y orgullo nacional. No solo juega por sí mismo: lo hace por todos los que creen que el ajedrez también puede ser una bandera argentina.
Y aunque esta vez la partida haya terminado, nadie duda de que su historia recién empieza.