El periodista y conductor David Kavlin reapareció públicamente luego de atravesar uno de los episodios más delicados de su vida: un infarto seguido de un paro cardíaco que lo mantuvo al borde de la muerte. Ya estabilizado y en recuperación, decidió compartir su experiencia con un mensaje cargado de gratitud, conciencia y una fuerte valoración por la vida.
El hecho ocurrió el sábado 27 de diciembre, cuando Kavlin jugaba al pádel junto a su hijo. En medio de la actividad comenzó a sentirse mal y debió recibir asistencia de urgencia. La rápida intervención de quienes estaban en el lugar y el posterior traslado a un centro de salud de San Isidro resultaron determinantes para que hoy pueda contarlo.
Actualmente, el periodista se encuentra fuera de peligro y a la espera del alta médica. Desde la habitación donde permanece internado, eligió relatar con sus propias palabras lo sucedido, agradeciendo especialmente a su familia, a su hijo —clave para advertir que algo no estaba bien—, al personal médico y a todas las personas que se movilizaron para que cada minuto contara.
Según explicó, los primeros síntomas aparecieron de forma clara: dolor en el pecho, presión y malestar general. Reconoció que pudo identificar lo que estaba ocurriendo gracias a información reciente sobre episodios cardíacos similares, lo que le permitió dimensionar la gravedad de la situación y actuar sin demora. Ese reconocimiento temprano fue fundamental para acelerar la asistencia.
El momento más crítico llegó durante el traslado en ambulancia, cuando su corazón se detuvo a metros de llegar al sanatorio. Kavlin contó que ingresó en paro cardíaco y que estuvo clínicamente muerto durante algunos instantes. No recuerda ese tramo, aunque sí el despertar posterior, ya en una cama de hospital, con imágenes confusas y recuerdos de su infancia que aparecían de manera fragmentada.
Con el correr de las horas y una vez estabilizado, los médicos le explicaron la magnitud de lo ocurrido. Fue entonces cuando tomó verdadera dimensión de haber atravesado una experiencia límite. A partir de allí, todo lo que siguió fue agradecimiento. Destacó el trabajo del equipo de emergencias, la guardia médica y cada engranaje del sistema que permitió que hoy esté vivo.
En su mensaje, Kavlin hizo especial hincapié en la importancia de los controles médicos y de escuchar al cuerpo. Remarcó que nunca había tenido antecedentes coronarios y que llevaba una vida saludable, sin consumo de alcohol, tabaco ni drogas, lo que hace aún más relevante la necesidad de no subestimar ningún síntoma.
“Hay que hacerse chequeos, hay que prestarle atención al corazón”, expresó, al tiempo que invitó a vivir con mayor conciencia y a valorar lo cotidiano. Para él, la felicidad no es un objetivo lejano sino una actitud diaria, una forma de pararse frente a la vida incluso en los momentos más difíciles.
El periodista también se refirió al impacto emocional que le generó el acompañamiento recibido. Los mensajes, las muestras de cariño y las oraciones —sin importar creencias— fueron, según dijo, un sostén clave durante los días más duros. Esa red afectiva fue parte esencial de su recuperación.
Kavlin había cumplido 54 años apenas un día antes del episodio y definió lo ocurrido como un nuevo nacimiento. Con la mirada puesta en lo que viene, aseguró que se tomará un tiempo para descansar, escribir y estar cerca de los suyos antes de regresar a la pantalla y a la actividad profesional.
Con una reflexión final, resumió el aprendizaje que le dejó esta experiencia extrema: vivir con gratitud, mirar la vida desde un lugar más positivo y no postergar lo importante. “Estoy vivo y tengo mucho por hacer”, expresó, dejando un mensaje que va más allá de su historia personal y apunta directo a la conciencia colectiva sobre la salud y el valor del tiempo.