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Violencia de género y Justicia

Julieta Prandi celebró la condena a su exmarido: “Hoy empiezo a vivir”

La modelo expresó su alivio tras conocerse la sentencia de 19 años de prisión para Claudio Contardi.

Julieta Prandi celebró la condena a su exmarido: “Hoy empiezo a vivir”

La condena a Claudio Contardi a 19 años de prisión por abuso y violencia de género no solo marca un punto de inflexión en el sistema judicial, sino también en la vida de Julieta Prandi. A la salida del Tribunal en lo Criminal Nº1 de Zárate-Campana, la modelo y conductora compartió un mensaje cargado de emoción y alivio, tras un proceso judicial que se extendió por cinco años y que, según sus palabras, fue “un infierno”.

El fallo se dio a conocer en una jornada cargada de tensión y expectativa, tanto para Prandi como para muchas mujeres que siguen de cerca causas similares en todo el país. La Justicia determinó que Contardi, su expareja y padre de sus hijos, fuera condenado a casi dos décadas de prisión efectiva por hechos de violencia física, psicológica y abuso sexual cometidos durante el vínculo con la modelo.

“Es un día de celebración, de nacimiento”, dijo Prandi con voz firme, dejando en claro que, más allá del dolor, este momento representa una nueva etapa en su vida. “Hoy empiezo a vivir. Es mi segunda etapa, donde puedo elegir y ser feliz. Poder salir a la calle sin miedo, sin mirar para todos lados”, afirmó. La frase resume lo que para muchas mujeres argentinas representa la lucha por la libertad y la seguridad luego de haber atravesado situaciones de violencia.

El proceso judicial fue extenso y agotador. Prandi reveló que debió enfrentarse a numerosas pruebas y pericias, muchas de ellas dolorosas y revictimizantes. En varias oportunidades, contó que sintió que el sistema no estaba preparado para acompañar realmente a las víctimas, y que muchas mujeres, por miedo o por falta de apoyo, abandonan los juicios o terminan siendo asesinadas antes de lograr justicia.

“Espero que a partir de ahora las condiciones para las víctimas cambien, porque muchas desisten o las matan en el medio”, dijo, haciendo referencia a la alarmante cifra de femicidios en Argentina.

En Salta, como en el resto del país, la problemática de la violencia de género sigue siendo una urgencia. Organizaciones locales y provinciales que trabajan en el acompañamiento de víctimas destacan la importancia de fallos como el de Contardi, que pueden sentar precedentes y servir como ejemplo para futuros casos. El acceso a la justicia, el acompañamiento integral y la protección de quienes denuncian son temas recurrentes en las mesas de trabajo de organismos y colectivos salteños, que batallan a diario para que ninguna mujer quede sola.

Prandi también se refirió al impacto que toda esta situación tuvo en sus hijos. Si bien durante mucho tiempo decidió no exponerlos a la gravedad de los hechos, hoy reconoce que están atravesando un momento de crisis. “Están cayendo”, dijo, aludiendo al proceso emocional que los niños comienzan a recorrer ahora que la verdad salió a la luz. La experiencia de muchas familias en Salta muestra que la violencia doméstica deja secuelas profundas no solo en las mujeres que la padecen directamente, sino también en sus hijos e hijas, quienes muchas veces quedan atrapados en el silencio y la confusión.

La sentencia, considerada “ejemplar” por la modelo, fue celebrada también por quienes la acompañaron durante todo este proceso. “Podría ser más, sí, pero son 19 años y es casi el infierno que yo viví, que fueron 20”, expresó. La detención inmediata de Contardi trajo algo de reparación, aunque el camino hasta aquí haya sido largo y difícil.

En el mismo día del fallo, Prandi cumplió cinco años de relación con el cantante Emanuel Ortega, a quien definió como su gran sostén durante todo este proceso. “Es mi compañero de vida, mi sostén. Para él también fue muy duro acompañarme y entender todo lo que viví. Hoy es un cierre para los dos”, aseguró. En un contexto donde muchas veces las parejas actuales no saben cómo lidiar con los traumas del pasado, la modelo valoró el acompañamiento incondicional como parte fundamental de su sanación.

El caso de Julieta Prandi no es uno más. Pone en primer plano la importancia de animarse a hablar, a denunciar, a exigir justicia, y muestra que, a pesar de las demoras y obstáculos, es posible obtener una respuesta del sistema judicial. En un país donde cada 29 horas una mujer es asesinada por razones de género, y donde muchas veces las denuncias quedan archivadas o sin resolver, este fallo significa mucho más que una condena penal: es una señal de que la palabra de una mujer puede ser escuchada y respaldada por la Justicia.

Julieta Prandi, con su testimonio, se convierte en una voz potente dentro de esta lucha. No como una heroína, sino como una mujer que decidió no callarse más. Que atravesó años de dolor, de miedo y de injusticias, y que hoy, finalmente, puede mirar hacia adelante con la certeza de que empieza una nueva etapa.

“Hoy empiezo a vivir”, dijo.

 


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