La Justicia de Mendoza volvió a condenar a Julieta Silva, la mujer que en 2017 se hizo conocida en todo el país tras la muerte del rugbier Genaro Fortunato. Esta vez, la sentencia fue por lesiones leves contra su marido, Lucas Giménez, con quien tiene una hija de un año.
El fallo, dictado por el juez Claudio Gil, establece que Silva deberá cumplir nueve meses de prisión domiciliaria con tobillera electrónica. La resolución se alcanzó mediante un juicio abreviado, tras un acuerdo entre la defensa y el fiscal Fabricio Sidoti.
La causa comenzó el 24 de julio, cuando Giménez denunció haber sido agredido físicamente por su esposa en el domicilio familiar. Efectivos policiales constataron las lesiones y se ordenó una prohibición de acercamiento, aunque poco después el tribunal decidió imponerle prisión preventiva domiciliaria por riesgo de entorpecer la investigación.
Mientras avanzaba la causa principal, surgieron denuncias cruzadas. La expareja de Giménez acusó a Silva de amenazas, y también se investigó un presunto incumplimiento de la orden judicial de restricción. Finalmente, la Justicia la sobreseyó en tres causas paralelas —amenazas, desobediencia y privación ilegítima de la libertad—, pero confirmó la condena por lesiones leves, única figura penal sostenida por el Ministerio Público.
El juez Gil dispuso que Silva permanezca bajo control electrónico y que no mantenga contacto con su marido, aunque ambos deberán coordinar el régimen de cuidado de su hija. La mujer sólo podrá salir de su vivienda por motivos médicos o judiciales autorizados.
Este nuevo fallo revive el recuerdo del caso Fortunato, ocurrido en San Rafael en 2017, cuando Silva atropelló y mató a su novio a la salida de un boliche. En aquel proceso fue condenada por homicidio culposo a tres años de prisión domiciliaria, una decisión que generó amplia polémica en todo el país.
Tras cumplir esa pena, Silva rehizo su vida y formó una nueva familia, pero volvió a enfrentarse con la Justicia tras la denuncia de su actual esposo. Ahora, con la nueva condena, la mujer deberá cumplir una nueva etapa de reclusión domiciliaria bajo supervisión permanente.
El caso volvió a generar repercusión nacional, especialmente en provincias como Salta, donde el antecedente de 2017 tuvo gran impacto mediático. Aunque esta vez la pena es menor, la situación de Silva reabre el debate sobre la violencia en las relaciones de pareja y el cumplimiento efectivo de las condenas en contextos familiares.
La sentencia no fue apelada y quedará firme en los próximos días. Desde su entorno trascendió que Silva buscará iniciar tratamiento psicológico mientras cumpla la pena, con el objetivo de reinsertarse socialmente una vez concluida la medida judicial.