Salta vivió una jornada cargada de entusiasmo y concentración este miércoles en el anfiteatro G-400 de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), donde cerca de 400 estudiantes de 5º, 6º y 7º grado de escuelas públicas de la provincia se enfrentaron a los desafíos del certamen departamental de la Olimpiada Matemática "MateSalta 2025".
Desde las 10:30 hasta las 12:30, los chicos, provenientes de rincones tan diversos como Iruya, Santa Victoria Oeste, Cafayate, Orán, Rosario de la Frontera, Metán, San Carlos y Animaná, pusieron a prueba su ingenio resolviendo problemas que combinaron lógica, estrategia y pasión por los números. Este año, la competencia marcó un hito histórico con más de 1.000 participantes en toda la provincia, consolidándose como un faro de talento juvenil y compromiso educativo en Salta.
La jornada en la UNSa fue mucho más que un examen: fue una celebración del esfuerzo colectivo, donde chicos, docentes y familias se unieron en torno a una iniciativa que busca hacer de las matemáticas una experiencia divertida y accesible. Los estudiantes, lapicera en mano, enfrentaron cuatro problemas diseñados para desafiar su creatividad y capacidad de razonamiento. La MateSalta, creada hace años por el profesor salteño Alberto Brizuela, no solo promueve el desarrollo intelectual, sino que también fomenta valores como la disciplina, la perseverancia y el trabajo en equipo, esenciales para la formación de los más chicos.
Un certamen que recorre la provincia
La MateSalta 2025 es una competencia gratuita que recorre cada rincón de la provincia, desde los valles calchaquíes hasta las comunidades más alejadas del norte salteño. Este año, el certamen rompió todos los récords con una participación total de 1.040 estudiantes en su fase departamental, un número que refleja el creciente interés por las matemáticas entre los chicos salteños. La iniciativa, que cuenta con el respaldo del Ministerio de Educación de la Provincia, se estructura en cuatro etapas: un precertamen inicial, el certamen institucional, el departamental (realizado hoy) y una gran final provincial que coronará a los mejores talentos matemáticos de Salta.
El precertamen, según explicó Brizuela, consiste en enviar problemas a las escuelas para despertar el entusiasmo de los chicos y sus docentes. Este año, esa etapa inicial convocó a la impresionante cifra de 16.037 estudiantes, un récord que demuestra el impacto de la olimpiada en las aulas salteñas. De allí, los mejores avanzaron al certamen institucional, donde se seleccionaron los participantes del departamental. “Es una alegría inmensa ver cómo los chicos se enganchan con los números. No se trata solo de resolver problemas, sino de aprender a pensar, a buscar soluciones propias y a disfrutar del desafío”, comentó el profesor, visiblemente emocionado, mientras observaba a los estudiantes salir del anfiteatro.
Matemáticas con corazón salteño
Lo que hace única a la MateSalta es su capacidad para movilizar a toda la comunidad educativa. Afuera del anfiteatro, decenas de familias aguardaban con ansiedad y orgullo a que los chicos terminaran la prueba. Madres, padres y abuelos compartían mates y charlas, mientras los docentes, muchos de ellos trabajando ad honorem, acompañaban a sus alumnos con palabras de aliento. “Estos chicos son unos genios, ya son olímpicos por el solo hecho de estar acá”, aseguró Brizuela, destacando el esfuerzo de los estudiantes y el compromiso de los 10 docentes que integran el equipo organizador.
Los problemas presentados en el certamen están cuidadosamente diseñados para ser accesibles, pero también para desafiar a los participantes a desarrollar estrategias propias. “Siempre tratamos de que un par de problemas sean más sencillos, para que todos puedan participar, y otros un poco más complejos, para que los chicos tengan que pensar fuera de la caja”, explicó el creador de la olimpiada. Este enfoque permite que estudiantes de diferentes realidades, desde escuelas urbanas de la capital hasta establecimientos rurales de parajes como Santa Victoria Oeste, puedan sumarse a la experiencia y sentirse parte de algo grande.