A pocos días del comienzo del 2026, muchas personas deciden llevar a cabo rituales de abundancia, que incluso se potencian en medio del cambio de año. Por supuesto, es clave aprender a ejecutarlos paso a paso, porque de lo contrario no tendrán el efecto deseado: es una combinación entre el anhelo y la voluntad de que las cosas se cumplan como lo planeamos.
Rituales de Año Nuevo: las “lentejas de la abundancia” y el “barrido energético”
La cuarta opción se denomina “lentejas para la abundancia”: implica cocinar las legumbres el 31 de diciembre y comerlas justo antes de medianoche o el 1 de enero como primer alimento de la jornada. Las semillas representan la prosperidad, por lo que mientras las cocinamos, podemos visualizar nuestras metas económicas de cara al porvenir. El plato debe ser grande, el equivalente a la abundancia que buscamos recibir.
Por último, está el barrido de adentro hacia afuera. Antes de las 12 de la noche, hay que barrer nuestro hogar desde el fondo hacia la puerta de entrada, simbolizando que quitamos todas las energías negativas y las deudas del año anterior. Después de pasado ese horario, tenemos que seguir el proceso de la misma manera, atrayendo la fortuna para el 2026.
Principalmente, estos rituales se popularizaron en el país porque nuestra cultura es altamente sincrética: conviven el catolicismo y diversas religiones, supersticiones, astrología, energías, psicología popular y otros heredados de la inmigración europea.
De dónde surgieron los rituales que se popularizaron
Las redes sociales extendieron las prácticas como tradiciones compartidas, fáciles de replicar y narrativamente muy potentes. Las doce uvas, por ejemplo, nacieron en España a comienzos del siglo XX como una combinación de creencias populares y una movida comercial ante las cosechas excedentes. Por su parte, las lentejas, en Roma, estaban vinculadas a la prosperidad por su forma similar a las monedas.
A su vez, el uso del dinero en ropa y cartera tiene raíces en el Viejo Continente y Asia, donde lo que se desea atraer oficia como símbolo de llamada. El barrido, asimismo, es un gesto presente en distintos lugares ligado a la limpieza espiritual y al cierre de ciclos.