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Por qué los asistentes virtuales tienen voz femenina

Más humanas y más cálidas, pero también más serviciales y objeto de violencias. Recién ahora es posible programar Siri, Cortana o Alexa con voces neutras o masculinas.

Por qué los asistentes virtuales tienen voz femenina

“Mi voz es similar a la de una mujer, pero existo en un plano ulterior al del concepto humano del sexo”. “Soy Siri y ya está”. Esas son algunas de las respuestas que el asistente virtual de Apple entrega cuando se le pregunta por su género.

Los asistentes virtuales utilizan la voz como comando y permiten interactuar con tecnología sin necesidad de tocar ningún dispositivo ni ocupar la vista en eso, permitiendo realizar en simultáneo otras tareas.

La tecnología carece de emociones, pero busca la manera de reproducirlas: si bien las nuevas versiones de los sistemas operativos permiten cambiar la voz neutra y masculina de los asistentes, los estudios demuestran que atribuir rasgos del género femenino a los robots aumenta la percepción de humanidad de los aparatos porque estos son contemplados por los humanos como más cálidos y serviciales.

En ese sentido, estudios psicológicos demostraron que, en general, las voces femeninas son percibidas como más agradables para la mayoría de las personas. Esto llevó a que los desarrolladores de tecnología elijan esta opción para generar una mayor conexión emocional y comodidad entre los usuarios y los asistentes virtuales, como Cortana, de Microsoft, o Alexa, de Amazon.

Muchas compañías se basaron en estos resultados para argumentar que el género femenino atribuido a sus robots aumenta su uso y, con ello, las ventas. De esta manera, las compañías decidieron otorgarles un nombre, una personalidad y una voz femenina por defecto a sus asistentes, según lo expuesto por la periodista Lucía Franco, en el diario El País.

Interacción de los usuarios con los asistentes virtuales: apego y violencia

Desde hace años, los asistentes virtuales fueron diseñados para brindar una experiencia cómoda e intuitiva a los usuarios. Pero, específicamente, existen ciertos factores que influyen en el vínculo y el apego entre los humanos y los robots.

Sylvie Boreau es profesora de Marketing ético en la escuela de negocios de Toulouse y lleva años investigando por qué los robots femeninos son vistos como más humanos. Bureau encontró en su investigación titulada: "El bot más humano: el género femenino aumenta la percepción de humanidad de los bots y la aceptación de la IA" que las cualidades humanas positivas como la capacidad de percibir emociones y ser más amable y servicial se asocia más a las mujeres que a los hombres.

“Los usuarios se sienten más cómodos interactuando con voces femeninas debido a las connotaciones tradicionales asociadas con los roles de cuidado y asistencia en nuestra sociedad. Es por eso que la IA usa esas características femeninas para volver sus productos más humanos”, asegura Bureau. Sin embargo, la experta advierte de que esto puede crear un dilema ético: “Al darle a un asistente virtual características femeninas se puede caer en objetivizar a la mujer”.

Sin embargo, se confirmó a través de exhaustivas investigaciones que la feminización de los asistentes virtuales genera que sean objeto de violencia: estudios publicados detectaron que era común que los usuarios hicieran comentarios sexistas y dieran órdenes denigrantes a sus dispositivos, incluso sabiendo que eran imposibles de cumplir. La intención parecía ser molestar a esa voz femenina y comprobar qué cosas estaba dispuesta a hacer para complacer. Estos pedidos son procesados e interpretados por las plataformas, pero hay distintas estrategias programadas: mientras que algunos asistentes simplemente están configurados para responder o decir que el comando no se comprende, en otras ocasiones se prestan al juego.

En el caso de Siri, por ejemplo, la frase “¡Me sonrojaría si pudiese!”, fue la que los programadores decidieron poner como respuesta a insinuaciones con la palabra “bitch”. La decisión quedó en el ojo de la tormenta cuando UNESCO publicó un informe sobre tecnología y género que se llamó exactamente así (“I’d Blush If I Could”), forzando a que en la siguiente actualización de Siri se eliminara esa frase y se la reemplazara por un “No sé qué responder a eso”.

Alexa, por su parte, hasta 2018 respondía “¡Gracias por el comentario!”, cuando se le decía “puta” y ahora responde lacónica: “No estoy segura de qué es lo que esperás con esas palabras”. Las decisiones de diseño relativas a cómo deben responder estos dispositivos al diálogo humano pueden amplificar o ayudar a corregir situaciones sociales de inequidad o violencia de género.

Las normativas de género y las ventas

Los asistentes virtuales, además, reciben nombre y personalidad femenina cuando son diseñados para tareas hogareñas y de asistencia personal, pero si se trata de plataformas para pedir asesoramiento financiero sobre ámbitos como el de los automóviles y las motos, por ejemplo, son de género masculino. Los estudios culturales feministas señalaron ya hace muchos años cómo los entornos artefactuales están generizados, pero la fascinación que nos producen las tecnologías digitales de inteligencia artificial en ocasiones nos hace olvidar cómo ellas también consolidan las normatividades de género.

Sin embargo, el estereotipo continúa con los nombres con los que se sigue bautizando estos asistentes virtuales y el tipo de voz que se escoge para ellos. Al preguntar a Siri si es mujer, asegura que no tiene sexo, como los cactus. Para Cristina Aranda, confundadora de la asociación Mujeres Tech, que busca impulsar a la mujer en el campo de la tecnología, cree que el problema está en las personas que fabrican y toman las decisiones sobre este tipo de tecnología: “La gran mayoría de personas que dieron forma a estos productos son hombres con grandes sesgos de género y culturales”, asegura. Y aunque considera que es muy complicado cambiar estos estereotipos a futuro, abre una puerta al cambio: “La única forma de hackear el sistema es que haya más mujeres en el sector. Al final, las decisiones que los programadores toman a la hora de crear estos aparatos lo hacen basados en su sistema de creencias, y si siempre vieron a la mujer como asistente, así lo van a reflejar en sus IA”.

En esto coincide Martín Piqueras, profesor de OBS Business School y experto de estrategia digital en la compañía Gartner. Este se remonta a las primeras telefonistas que existieron para explicar por qué los asistentes virtuales tienen voz y nombre de mujer: “En las compañías telefónicas pudieron comprobar muy rápidamente que cuando una mujer era la que conectaba la llamada, los clientes se sentían más satisfechos. A las mujeres les generaba confianza y los hombres se sentían asistidos. Rápidamente, el resto de las compañías buscaron imitar esa voz femenina en sus servicios al cliente”.

Asimismo, Piqueras afirma que desde esas primeras chicas del cable siempre se estudió más la voz de la mujer: “Da confianza y satisface. Y así lo comprobaron las multinacionales, que saben que sus productos tienen más probabilidades de triunfar usando rasgos femeninos”.

El científico Karl Fredric MacDorman, experto en la interacción entre personas y ordenadores, publicó en 2010 un informe en el que concluía que tanto los hombres como las mujeres preferían voces femeninas en sus asistentes virtuales. Desde entonces, como explica Piqueras, las empresas tecnológicas se basaron en estos estudios para asegurar que lo femenino en sus robots aumenta la venta de sus aparatos.


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