Hoy en día, la presencia en redes sociales parece casi obligatoria. Compartimos fotos, pensamientos, opiniones y momentos de nuestra vida cotidiana con solo un clic.
Por eso, cuando alguien dice que no tiene redes sociales genera sorpresa, curiosidad o incluso desconfianza. Pero, ¿qué significa realmente esta elección? ¿Qué dice la psicología al respecto?
Según distintos especialistas, no tener redes sociales no es sinónimo de aislamiento o rareza, sino que puede reflejar una necesidad de poner límites, proteger la salud mental o simplemente priorizar el tiempo en el mundo offline.
Algunas personas sienten que las plataformas generan ansiedad, comparaciones constantes o una sensación de presión por mostrar una vida perfecta. Alejarse de ellas puede ser un acto de autocuidado.
También existe un perfil más introspectivo o reservado que no necesita compartir su vida de manera pública. La falta de redes sociales puede estar asociada a una personalidad más reflexiva, selectiva o centrada en vínculos reales, en lugar de interacciones digitales. Para muchos, tener presencia online no aporta valor a su vida personal o profesional.