Elian Valenzuela, conocido artísticamente como L-Gante, sorprendió al mundo del espectáculo al anunciar el fin de su vínculo con Maxi El Brother, su representante desde los inicios de su carrera. La ruptura no solo fue profesional, sino también emocional, ya que el cantante expresó sentirse profundamente desilusionado por quien consideraba más que un manager: un socio y casi un miembro de su familia.
La denuncia, presentada formalmente mediante una carta documento, reclama una suma que oscila entre un millón y un millón cuatrocientos mil dólares, según reveló el periodista Martín Candalaft en el programa DDM conducido por Mariana Fabbiani. L-Gante exige la rendición de cuentas por contratos firmados y dinero manejado sin su conocimiento, lo que él considera una traición a su confianza.
Durante su participación en el ciclo televisivo, el artista explicó que busca recuperar el control de su vida y de su trabajo. Afirmó que durante mucho tiempo delegó decisiones importantes sin tener claridad sobre los términos contractuales ni el destino de sus ingresos. “Quiero tomar el control de mis cosas”, dijo, dejando en claro que inicia una nueva etapa en su carrera, ahora acompañado por su disquera y un nuevo equipo de representación.
El conflicto también provocó la pérdida de su abogado, Nicolás Payarola, quien decidió representar a Maxi El Brother en esta disputa. Esta decisión dejó a L-Gante sin defensa legal inicial, intensificando el drama que rodea el caso.
Además de los aspectos legales, se conocieron detalles preocupantes sobre la situación financiera del cantante. Según Candalaft, L-Gante no posee una casa propia y depende de terceros para realizar compras básicas, ya que su billetera virtual debe ser recargada por otros. Esto alimenta las sospechas sobre el destino de grandes sumas de dinero que, según él, “desaparecieron”.
