En una entrevista íntima y reflexiva con la revista Gente, la reconocida cantante argentina Soledad Pastorutti se sinceró sobre cómo vive su fama y cómo ésta impacta, directa o indirectamente, en su núcleo familiar. Con una trayectoria marcada por el éxito, pero también por una firme decisión de proteger su vida personal, la artista dejó entrever la delicada danza que implica ser figura pública y madre al mismo tiempo.
Desde sus primeros pasos en la música folclórica, “La Sole” se ha destacado no solo por su talento sobre el escenario, sino también por su conducta reservada fuera de él. A lo largo de los años, ha mantenido un control casi quirúrgico sobre lo que muestra al público respecto a su esposo y sus hijas. “Siempre traté de ser muy correcta en ese sentido, pero porque siento que a veces cuando uno expone demasiado da lugar a que el resto también opine”, explicó. Para Soledad, no se trata solo de proteger, sino de evitar que la mirada ajena, muchas veces cruel o poco empática, alcance a quienes no eligieron estar bajo los reflectores.
La cantante confiesa que no le resulta fácil lidiar con ciertos comentarios que, aunque vengan de extraños, tocan fibras sensibles. “A veces no tengo ganas de recibir la opinión de alguien que no conozco sobre, no sé, por decir algo, cómo es físicamente alguien de mi familia. Esa parte la entiendo, pero no deja de ser dura.” Sus palabras revelan una vulnerabilidad que muchas figuras públicas comparten en silencio: la de ser juzgadas no solo por su arte, sino también por su entorno íntimo.
Con hijas que van creciendo y pronto comenzarán a tomar sus propias decisiones, Soledad sabe que no puede controlar todo, pero sí acompañar. “Ya mis hijas pronto van a tener una edad en la que empiezan a decidir, y está bien que lo hagan, pero quiero que lo lleven ellas y sepan manejarse”, expresó con tono reflexivo. En un mundo donde la vida misma parece haberse fusionado con lo virtual, la artista insiste en promover el respeto y la libertad para que sus hijas transiten ese camino con conciencia.
