Oreiro, madre junto al músico Ricardo Mollo de Merlín Atahualpa, contó que la decisión de postergar el acceso al celular no responde a una prohibición rígida, sino a un proceso de diálogo constante con su hijo. “Está por cumplir 14 y no tiene teléfono”, expresó, dejando en claro que la elección se basa en la búsqueda de un equilibrio entre la vida social del adolescente y la necesidad de evitar la hiperconectividad que domina a su generación.
La artista explicó que el tema se conversa en familia y que Atahualpa participa activamente en la decisión. “Para su cumpleaños le vamos a regalar uno sin conexión”, adelantó, subrayando que la idea es que el dispositivo se convierta en una herramienta de comunicación básica, sin que implique una exposición inmediata a redes sociales o internet.
Oreiro reconoció que el contexto escolar y social hace difícil sostener esta postura, ya que la mayoría de los compañeros de su hijo ya cuentan con teléfonos inteligentes. Sin embargo, destacó que la crianza consciente implica consensuar límites y acompañar el proceso de maduración, incluso cuando las decisiones familiares difieren de las tendencias dominantes.
La actriz también reflexionó sobre cómo la tecnología puede afectar la construcción de la identidad en la adolescencia. Para ella, retrasar el acceso a dispositivos conectados es una manera de permitir que su hijo explore intereses propios sin la presión constante de la virtualidad.
En la entrevista, Oreiro se refirió además a su experiencia en la obra teatral La Mujer de la fila, donde interpreta un papel cargado de intensidad emocional. Confesó que el proyecto le permitió explorar nuevas facetas artísticas y conectar con el público desde un lugar más íntimo y reflexivo, distinto al que suele ocupar en la televisión o el cine.
