Desde los ocho años, Luisana se convirtió en una figura querida de la televisión argentina gracias a su participación en Chiquititas, y más tarde en Rebelde Way. A diferencia de otros niños actores que vieron desaparecer el fruto de su trabajo, Luisana destacó que sus padres siempre estuvieron presentes, guiándola y protegiéndola. “Creo que tuve la suerte de que siempre me acompañaron mi mamá y mi papá. Yo ya estaba en televisión cuando tenía ocho años y lo disfrutaba mucho. Ellos veían eso y me apoyaban”, expresó con gratitud.
Uno de los momentos más significativos de su infancia ocurrió cuando recibió su primer gran sueldo a los 13 años. En lugar de permitirle gastarlo en caprichos, sus padres tomaron una decisión que en ese momento la desbordó emocionalmente: le compraron una casa. “Me puse a llorar, les dije: ‘¡Yo no quiero una casa!’”, recordó entre risas. Sin embargo, con el paso del tiempo, esa inversión se convirtió en una de las más valiosas de su vida. “Cuando tuve 18 años me puse tan feliz de que hicieron eso por mí”, confesó.
Luisana también habló sobre cómo sus padres le enseñaron a manejar el dinero con responsabilidad. Aunque ellos administraban sus ingresos, siempre la involucraban en las decisiones. “Cuando ganaba plata me decían: ‘Mirá, ganaste esto, ¿te querés comprar ropa?, ¿qué querés hacer?’”, relató, destacando el equilibrio entre protección y autonomía que le brindaron.
Además, recordó con cariño el ambiente de trabajo que vivió bajo la producción de Cris Morena. “Nos ponían escuela de canto, de baile, de actuación y nos cuidaban. Teníamos una niñera, hacíamos las tareas del colegio. Tengo los mejores recuerdos de esa época”, dijo, subrayando el nivel de contención que recibían los niños actores.