Luis Ventura recibió este lunes el alta médica tras la feroz agresión que sufrió el domingo durante el empate 2‑2 entre Victoriano Arenas y Central Ballester, por la Primera C Metropolitana. A raíz del fuerte golpe en la cabeza, pasó la noche en observación en la Clínica Trinidad de Palermo, pero aseguró que no piensa dar marcha atrás en su rol como mánager y director técnico del club.
De inmediato tras recibir el alta, Ventura se paró frente a los medios y no se guardó nada: calificó el ataque como “premeditado”, lanzó duras advertencias contra quienes creen que pueden correrlo y sostuvo con firmeza: “A mí no me van a correr”.
Diagnóstico y secuelas
Según detalló, se sometió a una tomografía, electrocardiograma y demás estudios de rigor, y afortunadamente todo salió dentro de los parámetros esperables. Aun así, dejó claro: “El chichón lo tengo y el dolor adentro de la cabeza sigue”. Y no dudó en agregar: “Si me pegaba un poco más arriba, en la sien, me mataba”.
Además, reveló que su salud le impedirá participar de la ceremonia de los Premios Martín Fierro de Radio, donde se le esperaba como presidente de APTRA. “Tenía un Martín Fierro que no fui”, admitió con pesar.
La mecánica del ataque y denuncias rotundas
La golpiza ocurrió en medio de una auténtica batalla campal tras el pitazo final: varios hinchas de Central Ballester ingresaron al campo y agredieron a jugadores y staff de ambos equipos. Ventura se encontraba en la zona técnica cuando recibió un golpe por la espalda, que lo derribó. “Nos masacraron”, resumió con bronca.
No quedó solo en la agresión física: apuntó directamente a la seguridad del partido, acusando a dirigentes y policías de complicidad. Aseguró que dejaron pasar a los agresores sin control y que “liberaron la zona para que nos cagaran a trompadas”.
Ventura además cuestionó el arbitraje: denunció malas decisiones que tensaron aún más el clima, como el momento en que se dio prolongado descuento y su equipo fue empatado, lo que desató el desborde.
