En plena temporada de enfermedades respiratorias, el Ministerio de Salud de la Nación confirmó la detección de tres casos de la variante XFG del COVID-19 en Argentina, conocida coloquialmente como “Frankenstein” por su origen recombinante. Los pacientes, todos oriundos de la provincia de Córdoba, presentaron cuadros leves y evolucionaron favorablemente, aunque el hallazgo encendió algunas alarmas en el sistema sanitario por la velocidad con la que esta subvariante se está propagando en el mundo.
Los diagnósticos fueron informados hace pocos días a través del Boletín Epidemiológico Nacional y corresponden a dos trabajadores de la salud que prestan servicios en el Hospital Rawson, y a un tercer paciente internado en un sanatorio privado por un accidente cerebrovascular. Los tres tenían esquemas de vacunación previos, aunque ninguno había recibido refuerzos en el último año. Las muestras fueron analizadas en el Laboratorio Central de Córdoba y posteriormente confirmadas por el Instituto Malbrán.
Si bien por ahora no se detectaron brotes vinculados a estos contagios, el hallazgo se da en un escenario de baja circulación del SARS-CoV-2 en el país, lo que podría dificultar la identificación temprana de nuevos casos.
Qué es la variante XFG y por qué la llaman “Frankenstein”
La XFG es un sublinaje de la familia Ómicron, la variante dominante desde hace más de dos años a nivel global. Su apodo de “Frankenstein” se debe a que es una combinación de fragmentos genéticos de diferentes linajes previos, lo que le otorga ciertas características particulares: mayor capacidad de contagio, síntomas atípicos y, en algunos casos, una evasión más eficiente de la inmunidad generada por infecciones anteriores o vacunas.
Según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud, esta variante representa actualmente más del 50% de los casos reportados en el mundo y es la más seguida por los organismos sanitarios internacionales. En Argentina, si bien su presencia aún es marginal, el hecho de que ya se haya detectado genera inquietud entre los especialistas, sobre todo en relación con la posibilidad de que nuevos brotes se disparen en ambientes cerrados o de alta exposición, como hospitales, escuelas o centros de cuidado de adultos mayores.
Síntomas a tener en cuenta
En los tres casos confirmados en Córdoba, los cuadros fueron considerados leves y sin necesidad de intervención médica intensiva. Sin embargo, los síntomas que presentaron marcan algunas diferencias con los de otras variantes previas.
Los más comunes son:
- Ronquera persistente o disfonía
- Dolor de garganta
- Fiebre moderada
- Tos seca
- Fatiga generalizada
- Sensación de malestar corporal
Estos síntomas, que pueden confundirse fácilmente con los de una gripe común o una faringitis viral, hacen que muchas personas no consulten o no se testeen, lo que aumenta el riesgo de circulación comunitaria inadvertida.
En un contexto en el que el virus sigue circulando aunque en menor medida, las autoridades nacionales recalcan la importancia de mantener al día los esquemas de vacunación. Las dosis de refuerzo siguen siendo gratuitas y están disponibles en hospitales públicos, vacunatorios oficiales y algunos centros de salud barriales.
Las recomendaciones actuales se agrupan en tres niveles de riesgo:
- Alto riesgo (personas mayores de 50 años, embarazadas, inmunocomprometidas): se sugiere un refuerzo cada 6 meses.
- Riesgo intermedio o alta exposición laboral (menores de 50 con enfermedades crónicas, personal de salud, docentes, fuerzas de seguridad): un refuerzo a los 6 meses y luego uno anual.
- Riesgo bajo (de 6 meses a 49 años sin comorbilidades): un refuerzo por año.
Un virus que sigue cambiando
A más de cinco años del inicio de la pandemia, el SARS-CoV-2 sigue demostrando su capacidad de adaptación y mutación. La aparición de subvariantes como XFG evidencia que el virus no desapareció, sino que se transformó en un actor más del escenario epidemiológico invernal, conviviendo con otros virus estacionales.
Si bien hoy la amenaza ya no es la misma que en 2020, la experiencia acumulada permite una mejor respuesta sanitaria, siempre y cuando se mantengan los cuidados mínimos. La llegada de la “variante Frankenstein” a Argentina puede ser una señal de alerta para reforzar la atención y no bajar la guardia, sobre todo en un contexto donde la relajación es cada vez más evidente en la sociedad.