Mientras la Patagonia paga fortunas por la canasta básica familiar, en Salta el costo mensual de alimentos y bebidas se mantiene accesible en números absolutos, aunque come un buen pedazo de los ingresos de la clase media salteña. Con un aumento mínimo del 1,20%, la provincia del NOA ofrece un respiro en medio de la disparada generalizada, pero la brecha regional sigue apretando a los trabajadores del interior.
En Salta, llenar el changuito federal con lo esencial para una familia tipo salió en septiembre $751.347, un monto que lo ubica en el octavo lugar más caro del país, pero con una suba del 1,20% que lo pone entre los aumentos más moderados de la nación. Acá en el NOA, donde el sol pica fuerte y el mango de la temporada ayuda a estirar el presupuesto, esta cifra representa alrededor del 32% del salario promedio provincial, que ronda los $2.300.000 brutos según los últimos relevamientos. Es un alivio comparado con el pico de $800.594 en Santa Cruz, pero igual obliga a las mamás y papás salteños a hacer malabares en el mercado para no pasar apuros.

La brecha regional en los precios de la canasta básica familiar llega al 9,25% entre el máximo patagónico y el mínimo en Misiones, mostrando cómo el costo de vida en Argentina se estira como un elástico según la zona. En Salta, este gasto en supermercado no solo cubre lo básico como carne, harina y yerba, sino que incluye bebidas y condimentos que en el norte se encarecen por el transporte desde Buenos Aires o Córdoba. Pese a eso, el incremento de septiembre fue de los más bajos, empatado con La Rioja, lo que da un respiro a los jubilados y changarines que recorren los mayoristas de la capital o los pueblos del Valle de Lerma.
Si uno mira el impacto real en el bolsillo, el gasto por changuito en Salta se lleva hasta el 32,7% de un sueldo promedio en la provincia, uno de los más altos del país junto a Santiago del Estero. Allá en Neuquén, con salarios más gordos por el petróleo, apenas llega al 11,9%, pero acá en el NOA los números pegan distinto: un maestro o un peón de campo ve cómo la mitad de su haber se va en lo que pone en la mesa. Es que los ingresos en Salta, aunque subieron un 84% interanual en el sector privado formal, siguen por debajo de la Patagonia, dejando a la clase media del interior en una carrera contra la inflación que no para de correr.
El rubro que más impulsó la suba en septiembre a nivel nacional fue el aceite de girasol, con aumentos de hasta el 9%, seguido del azúcar que trepó entre el 1% y el 3% en casi todas las provincias. En Salta, estos productos básicos para el asado o el mate se sintieron en los estantes de los supermercados locales, pero el global se contuvo gracias a la estabilidad en carnes y verduras de estación, como el locoto o la papa que se consigue fresco en las ferias del centro. Comparado con Río Negro, que lideró con un 3,30% de aumento, o Corrientes con 2,94%, la provincia norteña se posiciona como un oasis en el mapa de la suba de precios de alimentos y bebidas.
Mirando el ranking nacional, las cinco provincias más caras para la canasta básica familiar son todas patagónicas: Santa Cruz a la cabeza con $800.594, seguida de Chubut en $790.224 y Río Negro en $782.517. Salta entra en la nómina más abajo, después de San Luis y Catamarca, lo que refleja cómo el NOA, con su economía ligada al agro y el turismo, mantiene precios más contenidos pese a los fletes largos. En el fondo de la lista, Misiones cierra con $732.793, mostrando que el interior del país, Salta incluida, resiste mejor la presión de los supermercados que las regiones sureñas.
Para las familias salteñas, este panorama de septiembre 2025 significa que, aunque el changuito no explota como en otros lados, el esfuerzo por cubrirlo sigue siendo un desafío diario en un contexto de inflación que no da tregua. En barrios como Alto Noa o los valles sureños, donde el changuito se arma con lo que da la tierra y el ingenio, el 1,20% de suba se traduce en menos empanadas los fines de semana o en postergar la compra de gaseosas. Expertos locales coinciden en que, para mejorar el posicionamiento en búsquedas como "precios supermercado Salta" o "canasta básica NOA", urge fortalecer la producción regional de alimentos para achicar esa brecha que tanto duele en el bolsillo.
En resumen, mientras el país debate cómo domar la disparada de precios en la canasta básica familiar, Salta demuestra que con aumentos contenidos como el de septiembre se puede ganar algo de terreno en la batalla cotidiana. Pero para que el alivio sea real, hace falta que los salarios del NOA empiecen a galopar al mismo ritmo que los costos, dejando que las familias de la provincia inviertan en lo que realmente importa: la educación de los pibes o un viaje al cerro San Bernardo. Acá, en esta tierra de gauchos y humahua, el changuito no es solo números; es el pulso de la vida diaria.