João Ferreira da Silva, el albañil que fue asesinado en plena calle en la ciudad brasileña de Sinop un día después de haber salido de la cárcel, había sido condenado por abusar y matar a un nene de 9 años en 2005.
En 2008, Ferreira da Silva había sido condenado a 42 años de cárcel por el asesinato de Bruno Aparecido dos Santos, ocurrido el 28 de octubre de 2005.
En otro juicio, había recibido una condena adicional de 10 años por atentado contra el pudor sobre otra víctima. Pese a ello, fue liberado tras cumplir 20 años de su condena.
Según la investigación, el albañil atrajo a Bruno a una casa en construcción, donde lo agredió, abusó y finalmente lo mató. Luego, enterró el cuerpo en la obra.
La familia de Bruno denunció su desaparición ese mismo día, lo que desató una intensa búsqueda en distintos puntos de la ciudad.
Diez días después del brutal crimen, Ferreira da Silva fue detenido tras intentar atacar a otro nene.
En la obra donde trabajaba, la policía encontró pruebas que lo vinculaban con el caso, como canicas que pertenecían al chico.
El propio acusado confesó el crimen y señaló el sitio donde había enterrado el cuerpo.
La indignación pública fue tan intensa que unas 500 personas intentaron irrumpir en la comisaría para lincharlo.
Debido a esto, fue trasladado a Cuiabá, donde logró escapar, pero fue recapturado horas después en una terminal de micros.
Aunque en un primer momento Ferreira da Silva admitió su responsabilidad, más tarde, ante la Justicia, declaró que “no recordaba si fue o no el autor de los hechos”.