Argentina enfrenta hoy un compromiso clave con el Fondo Monetario Internacional (FMI): el pago de US$ 825 millones en intereses, último vencimiento del año. El ministro de Economía, Luis Caputo, confirmó que los dólares están disponibles, aunque el panorama hacia 2026 se presenta más exigente, con vencimientos mucho mayores y la necesidad de acceder a nuevos fondos o activar líneas de crédito externas.
El pago, originalmente previsto para el sábado 1° de noviembre, se concreta hoy por ser el primer día hábil. Se trata de una obligación acordada en la última renegociación con el Fondo, en abril, y representa el cierre del calendario de giros del 2025. Según trascendió, el Tesoro Nacional habría comprado US$ 700 millones al Banco Central (BCRA) en los últimos días para cubrir parte del monto, lo que deja a la autoridad monetaria con menos margen de maniobra frente a eventuales presiones cambiarias.
En Salta, como en el resto del país, el movimiento genera expectativa: cada pago al FMI incide en la cotización del dólar y, por ende, en el costo de los productos importados, la inflación y la disponibilidad de crédito. Si bien el Gobierno asegura que la operación no afectará las reservas, los analistas advierten que el margen es estrecho y que cualquier ruido en el mercado podría reflejarse rápidamente en los precios y en el tipo de cambio.
De esta forma, Caputo cierra el 2025 con dos pagos realizados al Fondo —el primero en agosto y este último en noviembre—, mientras los compromisos de los próximos años ya aparecen en el horizonte. Para 2026, el país deberá afrontar US$ 3.349 millones en intereses y US$ 1.145 millones en amortizaciones de capital, con los primeros giros programados para febrero y mayo.
Frente a ese panorama, el Gobierno apuesta a recuperar el acceso al mercado internacional o activar un swap de divisas con Estados Unidos por unos US$ 20.000 millones, que podría registrarse formalmente en el balance del BCRA a fines de este año. El objetivo es reforzar la capacidad de pago y dar señales de estabilidad ante los acreedores externos.
El alivio reciente en los indicadores financieros, tras las elecciones de medio término —con una baja del riesgo país de 1.100 a 600 puntos—, abre una oportunidad para que la Argentina vuelva a financiarse en mejores condiciones. Sin embargo, los especialistas señalan que la mejora aún es insuficiente y que el país necesita reducir más su riesgo para recuperar plenamente la confianza de los mercados.
En provincias como Salta, donde la actividad económica depende en buena parte de la obra pública, la minería y el comercio, la estabilidad cambiaria es clave. Un dólar controlado y un acceso más fluido al crédito internacional podrían reactivar inversiones y dar oxígeno a las pymes locales, muy afectadas por los vaivenes del tipo de cambio y la inflación.
Aunque el pago de hoy al FMI está garantizado, el verdadero desafío será sostener la senda de cumplimiento sin comprometer el crecimiento. Argentina encara un nuevo capítulo de su relación con el Fondo, y en Salta —como en todo el país— se espera que los próximos pasos del Gobierno definan si el 2026 llega con estabilidad o con otro ciclo de tensiones cambiarias.