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Crisis en la construcción salteña: obras paradas y empleo en picada

Salta siente el golpe duro en el rubro de la construcción, con un freno total a las obras y miles de laburos perdidos.

Crisis en la construcción salteña: obras paradas y empleo en picada

La actividad de la construcción en Salta está en el pozo más hondo de los últimos años, con una caída del 50% en los trabajos y un impacto brutal en el empleo formal, que se achicó un 19,5% solo en julio. El combo de la paralización de la obra pública nacional, la inversión privada que se evaporó y los materiales carísimos dejó a la provincia como una de las más castigadas del país en este sector clave para la economía local.

 

Juan Manuel Guiñez, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción Delegación Salta, lo tiene clarito: "El contexto económico nos pega de lleno, che. Hay una merma tremenda en el consumo de cemento, en las obras en marcha y, sobre todo, en la gente contratada". Según los datos del Ieric, en el primer semestre de 2025 Salta lidera el ranking de provincias con mayor contracción laboral en construcción, con un 19% menos de puestos respecto al año pasado, mientras el promedio nacional subió un 3,1%. Acá, en el NOA, la cosa es jodida.

En la obra pública, el panorama es desolador, especialmente con los fondos nacionales que se cortaron de cuajo. Muchas rutas, escuelas y hospitales quedaron a medio hacer, aunque la Provincia metió el hombro con esfuerzo propio para mover algunas. "Se nota el freno en todos lados: menos grúas en el cielo de la ciudad, menos máquinas en los barrios", detalla Guiñez. Y en el sector privado, ni hablar: desarrollos inmobiliarios y edificios nuevos se congelaron por la incertidumbre y los costos por las nubes, dejando a Salta sin ese boom de hace un par de años.

Hasta la construcción chica, esa de los salteños de a pie, está parada en seco. "Recorré los barrios y no ves ni una ampliación de casa, ni un local chiquito en marcha, ni una refacción. La gente ya no da más con el poder adquisitivo por el piso", explica el ingeniero. En la Capital y en el interior, como en Tartagal o Orán, el silencio en las obras es ensordecedor, y eso afecta directo a las familias que dependen de este rubro.

El empleo es el que más duele: Salta registró la segunda peor caída del país en julio, solo atrás de Santa Cruz, con 19,5% menos de trabajadores formales. Las empresas constructoras están haciendo malabares para no cerrar, manteniendo personal fijo a la espera de que la economía repunte. "No hubo quiebras masivas todavía, pero muchas firmas están paralizadas, con lo justo para sobrevivir", concluye Guiñez. En Salta, donde la construcción mueve miles de familias, esta crisis pide a gritos medidas urgentes para reactivar el sector y volver a poner en marcha la rueda.

 

 


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